México, DF. El Instituto Federal de Acceso a la Información (Ifai) informó que las tarifas que cobra la Comisión Federal de Electricidad (CFE) al sector doméstico e industrial en la frontera de Baja California con Estados Unidos son 770 por ciento más altas del costo de las que exporta a Estados Unidos. La tarifa de exportación “es definitivamente la más subsidiada en el país, lo que representa un agravio para todos”, expone también un estudio de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).
Hace unos días, la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra) asentada en Mexicali dio a conocer la información a la que tuvo acceso, a través del Ifai, y la cual confirma que la energía eléctrica que la CFE vende a Estados Unidos a la trasnacional Sempra Energy - y una vez que fue generada en suelo mexicano por la empresa mexicana en sus plantas de Rosarito o Cerro Prieto-, se ofrece a aquel país por 19 dólares el megawatt-hora (Mw/h), mientras que en México la tarifa se eleva a 166 dólares por la misma medida.
Fue Mario García Gratianne, presidente de Canacintra en aquella zona fronteriza, quien puso sobre la mesa la información obtenida del estudio elaborado en Universidad Autónoma de Baja California. El líder empresarial descalificó la actitud de la paraestatal porque –dijo- representa un abuso de los consumidores mexicanos tanto domésticos como industriales a los que finalmente se debe.
Las conclusiones del desfalco a los consumidores fueron avaladas también por el doctor Héctor Campell, coordinador del Departamento de Energéticos de la UABC, y el vicepresidente de la Comisión de Energéticos de Canacintra, Miguel Martínez, quienes coincidieron en que las tarifas de la CFE son 770 por ciento más elevadas para los mexicanos que sus tarifas de exportación.
Tal conclusión se deriva de la información proporcionada por el IFAI en torno a la cantidad de Mw/h que la CFE exportó durante el año 2012, así como los ingresos generados por dicha importación.
El contenido del expediente que se obtuvo por la mediación del IFAI fue analizada en la UABC, donde se llegó al resultado de que la CFE nos sólo cobra horarios pico a todos los consumidores en los meses de julio y agosto, sino que extiende ese condición a los meses de mayo y junio, a pesar de contar con un remanente para exportar, por lo que dicho cobro es injustificado.
Así, el análisis de la Universidad Autónoma de la entidad, que también incluyó los ingresos que obtuvo CFE por la exportación de energía, descubrió un precio promedio de 19.17 dólares por Mw/h convirtiendo la tarifa de 2.134 pesos por Kw a Mw/h por 166 dólares.
De tal forma, el precio cobrado a la industria local y a los consumidores domésticos fue de 770 por ciento más alto del precio de exportación. “Así, el precio de la tarifa de exportación se convierte en la tarifa más subsidiada por la CFE, y esto demuestra que las tarifas del horario pico no están basadas en una realidad de oferta y demanda, ni en la capacidad de producción real, y refuerzan la tesis de que se está sacrificando a nuestra región por acciones exclusivamente recaudatorias, lo que resulta francamente indignante”, denunció Mario García.
En medio de este entramado se encuentra la empresa trasnacional Sempra Energy, que fue objeto de un análisis de la consultoría Baker & Associates, Energy Consultants con sede en Houston, Texas, sobre el cumplimiento en México del Acta de Prácticas Corruptas en el Extranjero (FCPA), de Estados Unidos.
El estudio firmado por el consultor James Baker refiere que Sempra Energy antecede su creación a través de una fusión en 1998 entre compañías dedicadas al servicios de gas de Los Angeles y San Diego.
La FCPA señala que “como se informó principalmente en la prensa mexicana, Sempra se relacionó en los años 90 con intereses de negocios mexicanos que tenían nexos con funcionarios del gobierno en Baja California. También en los años 2003 a 2005, algunos de esos mismos funcionarios, más otros intereses en la ciudad de México, actuaron para favorecer las propuestas de Sempra para instalar una terminal de regasificación de gas natural licuado (GNL) en Baja California, sobre las de otras compañías, incluyendo Brithish Petroleum, Chevron, Texaco y Marathon Oil, entre otros.
“Las prácticas informadas en la prensa que involucran a Sempra Energy se vinculaban a mordidas patrimoniales como pagos ilícitos en dinero efectivo y en especie, a cambio de permisos y protección gubernamental.”
Sin lugar a dudas –señala el estudio- con el apoyo del señor Ernesto Elorduy, quien para este tiempo era alcalde de Mexicali, Sempra adquirió la empresa Próxima Gas, una asociación de negocios multipropósito que buscaba acuerdos a medida que aparecían, y uno de los socios era el mismo Elorduy.
En el verano de 1996 la primera subasta pública para una franquicia de distribución de gas natural en México se llevó a cabo por la recién constituida Comisión Reguladora de Energía (CRE). Los oferentes incluían a compañías bien conocidas, Tenneco y Repsol, pero también una compañía totalmente desconocida, Distribuidora de Gas Natural de Mexicali (DGN),que ganó la subasta con una oferta 40 por ciento más baja que la oferta más cercana.
“Los socios de DNG eran Próxima Gas, y Héctor Olea, el presidente de la CRE, llamó a esta primera subasta para una franquicia de gas natural, un éxito. Y es que Sempra utilizó muchas influencias sobre las oficinas estatales y federales en México para eliminar a los competidores, entre los que se encontraban Phillips Petroleum, Chevron, Shell, Moss Maritime y Marathon Oil.
“Desde luego, Marathon fue la primera en obtener el permiso de la CRE, y por esta razón era el competidor más peligroso para Sempra. Usando influencias a nivel federal y estatal, se eliminó a Marathon de un golpe por medio de la virtual expropiación, a comienzos del 2004. La acción fue llevada a cabo por Eugenio Elorduy, quien para entonces era el gobernador del estado de Baja California”.
Así, refiere el análisis de James Baker, “el punto de inicio para entender la estrategia de Sempra en México es reconocer que la meta detrás de la estrategia era la defensa: proteger su posición casi monopólica en el gran mercado de Los Ángeles y San Diego contra terceros intrusos. En ese sentido, la meta de Sempra en México era hacer dinero ganando nuevos clientes. La meta fundamental de Sempra no tenía nada que ver con abrir nuevos centros de ganancias como fin en sí mismos, la meta era (y sigue siendo) negar a terceros, clientes bases financiables cuyas cuentas pudieran ser utilizadas para financiar una línea de transporte a los mercados de Los Angeles”.
Sin embargo, estos quince años no fueron años en que Sempra estuvo libre de críticas tanto desde el lado de México como del lado de los Estados Unidos, de la prensa y de sus propias filas. En el año 2009, el director de Sempra, en la unidad de negocios en Baja California, expresó su preocupación ante sus superiores de que se estaban haciendo pagos que podrían verse como contraviniendo las normas de la FCPA, añade el texto.
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