Sin consultar a las organizaciones que exigen justicia para las víctimas de la “guerra contra el narco”, el gobierno de Enrique Peña Nieto cumplió con el trámite de entregar el monumento que Felipe Calderón le prometió a ciertas agrupaciones con las que estaba comprometido desde 2011. Para el poeta Javier Sicilia, vocero del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, se trató de un acto administrativo, de un acto de provocación del gobierno federal que con ello pretende dividir al conjunto de las organizaciones de víctimas.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- A marchas forzadas y envuelto en polémica con los familiares de víctimas de la guerra contra el narcotráfico, el gobierno de Enrique Peña Nieto inauguró en el Campo Marte un monumento para recordar a quienes perdieron la vida por la espiral de la violencia en los últimos seis años.
“Es una contradicción inaugurar un monumento en un acto administrativo, con estelas sin los nombres de las víctimas, en un campo dedicado al dios de la guerra, frente al monumento que Felipe Calderón mandó hacer para los soldados y policías muertos”, dice al respecto el vocero del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD), Javier Sicilia.
Tres días después de que esta organización lanzara una campaña en México y en el extranjero para reunir 100 mil firmas y pedirle a Peña Nieto resignificar la Estela de Luz para convertirla en memorial de las víctimas, la subsecretaria de Asuntos Jurídicos y Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Lía Limón, anunció la inauguración del monumento (que costó 31 millones de pesos) y su entrega a las organizaciones que lo propusieron: México SOS, del empresario Alejandro Martí; Alto al Secuestro, de la activista y excandidata del PAN al gobierno capitalino, Isabel Miranda de Wallace, y la Fundación Camino a Casa, vinculada a la senadora panista Rosi Orozco.