martes, 23 de octubre de 2012

“Peña Nieto es un producto”: Jenaro Villamil


Ciudad de México, México (21 octubre 2012).- 00:00 AM
Desde que fue tesorero en el PRI mexiquense durante la campaña para gobernador de Emilio Chuayffet, Enrique Peña Nieto tardó 19 años en ganar la Presidencia de la República, mas no el poder político.
“Ése se lo tiene que quitar a Televisa, a (Ernesto) Zedillo, a (Carlos) Salinas y a (Arturo) Montiel”, advierte el periodista Jenaro Villamil.
En 220 páginas, el autor narra en su nuevo libro Peña Nieto, el gran montaje (Grijalbo, 2012) cómo el Presidente electo fue catapultado hacia Los Pinos por la red de intereses tejida a su alrededor: nexos con empresarios, medios de comunicación y políticos encabezados por los antagónicos expresidentes Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, y que no han estado exentos de fisuras políticas.
“La relación con Montiel es conflictiva porque Peña necesita deslindarse de él y el otro necesita hacerse valer y hacer sentir su peso. Y porque Montiel no es sólo el individuo, sino la red de corrupción que representa”, afirma.

Villamil lanza el cuestionamiento: “¿Cómo le va a hacer Peña en este pago de facturas adelantado que le están exigiendo? Una primera definición va a ser el gabinete, y otra, qué iniciativas va a encabezar y afrontar para ganar ese poder que todavía no tiene”.
Para llevar al primer miembro del Grupo Atlacomulco a Los Pinos, señala el periodista en su libro, hubo que adaptar la máxima de Carlos Hank González –”un político pobre es un pobre político”–, para quedar: “un político sin rating es un pobre político”.
El mexiquense dejó de ser un producto del PRI desde que era gobernador, afirma, y ahora sólo conserva los reconocidos sellos tricolores del clientelismo y corporativismo.
“Peña Nieto es un producto que se le expropia al PRI. Tiene muy poco que ver con la ideología y la tradición priistas en términos discursivos”, señala, “lo que tiene de discurso y trayectoria es más bien mediático”.
De acuerdo con lo que ha documentado Villamil, los siete años que han durado los nexos con Televisa para posicionarlo rumbo a la Presidencia dejan al mexiquense como un personaje maleable y vulnerable políticamente, producto de una colonización entre el poder político y el poder mediático.
“Se contaminaron las discusiones mediáticas e informativas y la política quedó subordinada a la mercadotecnia televisiva”, lamenta.
Un político analógico
Jenaro Villamil (Mérida, 1969) ha dedicado los últimos siete años a estudiar el fenómeno Peña Nieto. Producto de sus investigaciones es el libro Si yo fuera Presidente. El reality show de Peña Nieto , (Grijalbo, 2009), cuyo contenido fue incluso analizado por el IFE en el pasado proceso electoral.
Un año después publicó El sexenio de Televisa. Historias secretas del poder mediático (Grijalbo, 2010).
Y ahora regresa con Peña Nieto. El gran montaje , una crónica de la campaña en la que alcanza a narrar el caso Monex y la noche del 1o. de julio.
Una silla desgastada, cruzada por una banda presidencial e iluminada por las luces de un set televisivo, ilustra la portada del nuevo libro. La imagen representa un montaje cuyos trucos y esqueleto ya exhibidos dificultan mantenerlo “al aire” durante el ejercicio de gobierno.
“Se trata de una fórmula de alto impacto, de corta duración y de cero eficacia política que puede ser eficaz para evadir problemas que tarde o temprano saltan a la vista”, explica, “¿cómo resolver el desempleo, la falta de crecimiento económico o el crimen organizado?, ¿produciendo telenovelas, haciendo teletones, con entrevistas pagadas a modo con todos los conductores de la televisión?”.
Por tratarse de una receta para el éxito fácil e inmediato, pero efímero, Villamil pronostica que la fórmula mediática con que Enrique Peña Nieto llegó a la Presidencia, y que está siendo replicada a nivel estatal en Puebla o Chiapas, caduca en este sexenio. Y observa tres posibles escenarios en el ejercicio de la Presidencia priista: la probable y sistematizada intimidación gubernamental, la ruptura de Peña Nieto con Televisa y el andar paralelo de dos sociedades distintas hacia puntos divergentes.
Y argumenta la tercera posibilidad: “Peña es la culminación del modelo político analógico justo en el momento en que la sociedad está transitando a ser una sociedad digital. No tienen respuesta para eso, y han sido constantes las pruebas”.

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