En una carta dirigida a Palabra de Lector de la revista Proceso, Ricardo Rosales Navarro, del despacho Rosales y Santos Abogados y Asociados S.C. cuenta el viacrucis que ha vivido su cliente, Cornelio Bravo Palestino quien ingresó a Televisa en julio de 1990, 20 años después premiado por Emilio Azcárraga Jean por sus dos décadas de servicio a esa empresa y 29 días después despedido. A continuación el escrito enviado a la redacción de este semanario.
Señor director:
Le solicito publicar la siguiente carta en la sección Palabra de Lector del semanario que usted dirige.
En julio de 1990 el licenciado Cornelio Bravo Palestino ingresó a Televisa, y como reconocimiento a su trabajo el 2 de marzo de 2011 recibió de manos de Emilio Azcárraga Jean un reconocimiento por más de 20 años de perseverancia y lealtad al sindicato y como empleado de la empresa. Sin embargo, el 31 de marzo de ese año le comunicaron que estaba despedido. Ante esto, como abogado, demandó la reinstalación en su trabajo. La empresa rehusó someterse al arbitraje exhibiendo una cantidad muy menor a la que le corresponde como liquidación. Esto se confirmó con diversos peritajes contables, incluido el de un perito oficial designado por la Junta de Conciliación y Arbitraje.
Como a la fecha el procedimiento no parece beneficiarle, Televisa consiguió consignar ante un juez una denuncia por supuesto fraude procesal que hace consistir en la demanda ante la autoridad laboral. Con evidentes triquiñuelas, el pasado 19 de abril Bravo Palestino fue detenido y lo ingresaron en el Reclusorio Sur, sin derecho a fianza. Esta fue la única salida que el consorcio encontró para que se desista de su demanda. Cabe mencionar que por tratarse de un delito que se persigue de oficio, aunque se desista de la demanda laboral que promovió este procedimiento continuará hasta que se dicte una sentencia que lo absuelva o lo condene.
El licenciado Bravo Palestino es un hombre de más de 50 años dedicado a su trabajo y a su familia, conformada por su esposa y tres jovencitas. Padece una enfermedad renal crónica, hipertensión arterial y gran predisposición a sufrir diabetes por sus antecedentes genéticos. Hoy enfrenta el reto de sobrevivir a la gran injusticia de ser señalado, perseguido y encerrado por pedir a la justicia laboral la reinstalación en su empleo, o en su defecto recibir las cantidades que legalmente y en justicia le corresponden.
El término para que se dicte auto de formal prisión venció el pasado 2 de mayo y sólo esperamos que el juez 33 de lo penal no ceda a las pretensiones de tan poderosa empresa para mantenerlo encarcelado injustamente por el simple hecho de reclamar sus derechos.
Después de que lo despidieron, Bravo Palestino se integró al despacho de asesores laborales que dirijo y lo he acompañado durante todo su proceso, por lo que conozco de primera mano todo este asunto. En realidad no encontramos otra forma de defensa ante tal atrocidad que hacer del conocimiento público el problema para, de alguna manera, hacer contrapeso a la fuerza e influencia de Televisa, empresa en la que yo también trabajé durante cuatro años de mi actividad profesional.
Atentamente
Ricardo Rosales Navarro
Rosales y Santos Abogados y Asociados, S.C.
No que perro no come perro
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