Durante una reciente entrevista, Mitsuhei Murata, el ex embajador japonés en Suiza y Senegal, explicó que el suelo sobre el que se asienta la unidad 4 de la central se está hundiendo y que toda la estructura podría estar al borde del colapso. El bloque 4 actualmente tiene más de 1.500 barras de combustible nuclear gastado y un total de 37 millones de curios de radiación mortal que, de ser liberada, podría dejar a una gran parte del mundo completamente inhabitable. Esta unidad también contiene una piscina de enfriamiento que sufrió graves daños tras el catastrófico terremoto y tsunami del 11 de marzo de 2011.
Según el diplomático, el suelo debajo de la unidad 4 ya se ha hundido unos 80 centímetros desde el momento del desastre, y este hundimiento se ha producido de una manera desigual, o sea, unas partes están ahora en un nivel más bajo que otras. Si el proceso sigue, o si otro terremoto, incluso de magnitud baja, se produce en la región, la estructura entera podría colapsar.
"Muchos científicos afirman que si el bloque 4 se derrumba, no solo Japón quedará en ruinas, sino que el mundo entero se enfrentará a graves daños", destaca Murata. Debido a que hay 31 unidades nucleares de este tipo en EE.UU., el Gobierno estadounidense no ha hablado de la escala real de la catástrofe para proteger su propia reputación, alega Murata. Esta es la razón principal por la que ha habido tan poca información sobre la gravedad de la situación tras el terremoto.
En su opinión, Estados Unidos no quiere que el mundo ni el pueblo norteamericano sepan que existe la posibilidad de que decenas de situaciones similares a la de Fukushima se produzcan en el territorio estadounidense si surgen condiciones adecuadas.
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