Desde hace unos días, una nueva crisis en África salpica los noticieros. Esta vez le ha tocado el turno a Mali. Según los medios oficiales, la nación de Mali esta siendo atacada e invadida por tropas mercenarias pertenecientes a la milicia de Al-Qaeda en el Magreb (AQIM) que ha ido tomando ciudades y bastiones del norte del país hasta tener le control del 70% del territorio.
El 13 de enero, el gobierno francés entra en conflicto armado contra las tropas yihadistas que asedian el país para evitar, según palabras del ministerio de defensa francés, el “establecimiento de un estado terrorista en Mali que podría suponer un serio peligro a la seguridad de Francia y de toda Europa”. De nuevo un conflicto preventivo, una “guerra contra el terror”, ese argumento que siempre se granjea el apoyo de la opinión publica y legitima cualquier clase de tortura, vigilancia, prohibición de libertades e intervención militar en post de la seguridad ciudadana.
Pero lo que los medios de comunicación se olvidan de contar es que aquellas “angelicales” tropas de liberación que luchaban en Libia contra el régimen de Muamar el Gadafi no eran sino otra cosa que elLIFG, es decir, el Grupo Libio de Lucha Islámica que forma parte (desde 2007) de Al-Qaeda en el Magreb (AQIM) y que recordemos que Francia y EE.UU. (entre otros) apoyaron a esta milicia en Libia prestándoles ayuda logística, armamentística y militar para derrotar a Muamar el Gadafi.
Es decir, el mismo grupo que la OTAN apoyo para derrocar el molesto régimen libio, ahora se han convertido en el enemigo. No es de extrañar que algunas fuentes llamen a Mali “el nuevo Afganistán” o, yo lo denominaría también como “el nuevo Irak”. Recordemos que en Irak, Sadam Hussein fue el gran aliado de EE.UU. contra el Irán de Jomeini antes de convertirse en el enemigo; así como los Talibán fueron los grandes socios de EE.UU. en Afganistán contra las tropas soviéticas allá por los años 80. De nuevo el que era el amigo y aliado de ayer, se convierte en el enemigo de hoy. Es una estrategia que a los EE.UU. les ha funcionado de maravilla en las últimas décadas especialmente en Oriente Medio y en la propia África. Mientras la OTAN arma y financia a los alqaedistas para derrotar al líder libio y envía parte de ellos a la frontera turco-siria para derrocar a Bashar al Assad, lucha supuestamente contra ellos en Mali, Irak, Afganistán, Yemen y Somalia.
El axioma es simple, se limita a retroalimentar los conflictos y luchar contra las propias armas que ellos mismos venden con anterioridad… el negocio es redondo, es un modelo de empresa envidiable.
Y es que lo que esta sucediendo en Mali no es mas que un “daño colateral” lo que sucedió en Libia. La inestabilidad que se creo a raíz de la muerte de el Gadafi en el norte de África fue aprovechada por los intereses capitalistas para crear una total desestabilización en el continente siguiendo el modelo de lo que OTAN y sus aliados habían hecho en la antigua Yugoslavia en los años 90. El conflicto de los Balcanes sirvió por aquel entonces para dinamitar la influencia soviética en la zona, garantizar el establecimiento de bases militares en esa franja y controlar las rutas de los oleoductos. Es un calco de lo que esta sucediendo en este mismo instante en Mali.
Vayamos por partes:
Desde hace unas décadas potencias no alineadas a los intereses del eje Washington-Europa, es decir, países como Rusia, la India o China han comenzado a interesarse por los recursos, el comercio y la mano de obra del continente africano. Esta tendencia ha ido incrementándose durante estos años de crisis por la necesidad de recursos baratos y nuevos mercados.
Esta nueva forma de colonialismo esta creando grandes tiranteces en el continente. Por un lado pujan por el control de los mercados el eje occidental y, por el otro, las nuevas potencias asiáticas, en especial China e India. La diferencia es que desde África se tiene la sensación de que en occidente son saqueadores mientras que en oriente son “aliados” y/o “colaboradores”.
Lo que se pretende desde Europa y EE.UU. no es más que desestabilizar el continente: crear guerras intestinas, conflictos, problemas políticos… todo ello le da mano para intervenir militarmente en distintos países. No es por casualidad que en 2007 la administración Bush crease el AFRICOM y Obama lo mantuviese bien activo y financiado a lo largo de estos años. El AFRICOM no es más que una superestructura paramilitar obligatoria financiada, entrenada y apoyada por EE.UU. para controlar, adoctrinar y conducir sus intereses en la región, manteniendo un estado de guerra permanente para la fácil extracción de recursos naturales y el expolio de la mano de obra indígena. Su objetivo quedo bien claro desde el mismo momento de su fundación. El por aquel entonces asesor del departamento de estado de EE.UU., el señor Peter Pham afirmo que los objetivos estratégicos del AFRICOM consistían en: “proteger el acceso a los hidrocarburos y otros recursos estratégicos abundantes en África, preservar la vulnerabilidad de estas riquezas naturales y garantizar que terceras partes como China, India, Japón o Rusia no obtengan monopolios o tratos de favor”, ahí es nada.
La creación de esta fuerza militar de saqueo creo una gran oposición en el continente africano, hasta tal punto de que ningún país quiso albergar la sede de dicho organismo y tuvo que asentarse en Sttutgart e Italia. (Muamar el Gadafi fue uno de los mas fervientes opositores este ejercito estadounidense)
Lo que si es cierto es que los intereses de Francia en la zona del Magreb son claros y bien estructurados, así como los de EE.UU. El norte de África ha pertenecido de una u otra manera a Francia a lo largo de los siglos: bien por el más básico de los colonialismos o por el neocolonialismo imperialista pero, en definitiva, los intereses galos de esta zona del planeta son muy fuertes.
Por un lado esta Níger, que prácticamente es un protectorado francés y suministra grandes cantidades de uranio de gran pureza a las centrales nucleares francesas. Por otro lado esta Argelia, que es otro feudo francés del Magreb en que Holland tiene puestas sus miras para una total “colaboración económica” y para servir a Francia como puente hacia sus aspiraciones mercantilistas en el continente africano. Y es que Argelia no deja de ser una gran fuente de inversión de occidente. Acaba de ingresar cinco mil millones de dólares del FMI y en cinco años será el tercer productor de petróleo de la región (después de Arabia y Emiratos Árabes).
Y en medio esta Mali.
Mali no es Libia o Argelia; es, de hecho, es uno de los países más pobres del mundo y su economía se sustenta, básicamente, en la agricultura pero su importancia es vital para los intereses capitalistas de occidente. Por un lado se han llevado recientemente prospecciones petrolíferas en el país que han dado resultados muy positivos, hasta el punto de que se planteaba comenzar la extracción de crudo entre finales del pasado 2012 y a lo largo de este año. También suministra uranio a Francia y es el tercer productor de oro del continente (controlado por el gigante británico Gold-Fields). Además, recientemente se ha localizado el único yacimiento de hidrogeno del mundo. El hidrogeno esta considerado como la forma de energía del futuro (daría para otro artículo al respecto).
Además de todo esto, Mali se encuentra en una zona geoestratégica fundamental. Sirve de corredor entre Níger y Argelia y su situación entre el África islámica y el África negra y entre el golfo de Guinea y el golfo de Adén es envidiable. Así es que para los intereses occidentales Mali no es un simple país pobre, bien al contrario es uno de sus objetivos más importantes.
Las garras de Washington y Paris se han cernido sobre Mali y han decidido comenzar una campaña de inestabilidad y conflictos para tomar el país. En marzo de 2012 se produce un sangriento golpe de estado financiado y apoyado por EE.UU. El nuevo presidente no duda entonces en pedir ayuda internacional para sofocar las revueltas al norte del país. Se esfuma la posibilidad del fin de las hostilidades por la vía diplomática y tan pronto como la ONU da la luz verde a una “posible” intervención militar Francia entra en conflicto tan rápido como puede. Y lo hace contra el mismo grupo que había apoyado y pertrechado un año antes en Libia.
Francia y EE.UU. actúan como voraces depredadores que se han repartido la presa. Francia se asegura la libre circulación de uranio desde Níger a Argelia, la fluidez del gas natural del sur del continente y los recursos de uranio de Mali. EE.UU., por su parte, se certifica un enclave estratégico para las AFRICOMde primer orden, entre el África del norte y el África del sur así como entre el océano Atlántico y el mar Rojo. Asegurándose, a la vez, del control del aeropuerto de Bamako, el mas importante aeropuerto de la zona del continente desde el que pueden ser fácilmente movilizadas tropas, armas y recursos a otras zonas del continente para futuras operaciones militares del AFRICOM.
De nuevo los mass-media nos engañan, nos manipulan, nos mienten, nos crean una pantalla opaca para que no podamos ver que es lo que esta ocurriendo al otro lado. Lo que ha sucedió en Yemen, en Egipto, en Somalia, en Libia, en Sudan, en Siria, o lo que esta sucediendo ahora en Argel y en Mali no es mas que occidente repartiéndose un gran pedazo de tarta llamado África. Creando conflictos, desestabilizando el continente, dinamitándolo desde dentro y expulsando a todos aquellos que puedan ir en contra de sus intereses mercantiles en esta parte del mundo.
Como dato, podríamos decir que, actualmente, cerca de la cuarta parte del petróleo y las materias primas que se consumen en EE.UU. proviene de África. Y precisamente para garantizar este suministro se creo el AFRICOM y para ello también se asesino al líder libio Muamar el Gadafi (uno de los grandes opositores al expolio de África por parte de occidente). En Yibuti existen tropas estacionarias israelíes y norteamericanas y su estrategia pasa por el control del golfo de Guinea creando a lo largo del territorio una red de pequeñas bases estratégicas para el AFRICOM. ¿Entendemos ahora por que Mali es tan importante? Es una de las zonas del mapa marcada con una gran X desde las oficinas del Pentágono. Y la OTAN ha pasado a la acción este mismo mes de enero y para ello se ha servido, una vez más, deAl-Qaeda (la eterna enemiga). Del mismo grupo de mercenarios que apoyó, financió, pertrechó y entrenó para derrotar en Libia a Muamar el Gadafi y asentar en el continente africano su primera base de operaciones del AFRICOM.
Todo esto demuestra, una vez más, la idea que siempre estuvo en mi mente acerca de que Al-Qaedano existe. No existe ninguna red terrorista internacional de corte islámico que responda a estas siglas. Nunca existió un terrorista llamado Osama Ben- Laden. Al-Qaeda no es más que una gran OP-Negracreada, orquestada, financiada, pertrechada y utilizada desde Washington (al estilo de los exiliados cubanos de Bahía de Cochinos) para legitimar cualquier tipo de ataque en cualquier parte del mundo. Y es que no existe mejor “enemigo” que aquel que no tiene patria ni rostro. Aquel enemigo que puede estar al acecho siempre, y desde cualquier parte del planeta. Al-Qaeda no es más que la excusa perfecta para ir de puerta en puerta en cualquier país del mundo matando a ciudadanos “incómodos”, saqueando recursos, montando infraestructuras militares, abriendo mercados para las empresas de occidente a golpe de M-16 y llevando el poder de esos que se esconden en la sombra a todas las partes del planeta.
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