Reporte Indigo
Política exterior, del
fracaso al enigma
Durante los últimos dos
sexenios México perdió presencia en el mundo. Los gobiernos panistas se
olvidaron de América Latina, y la relación con EU fue dominada por el tema del
narco. Con el regreso del PRI esto podría cambiar
Jueves 27 de septiembre de 2012
“Un país que no tiene su casa en orden no puede
aspirar a tener una voz legítima más allá de sus fronteras”. Palabras de Peña
Nieto en un diario colombiano. De ellas deducimos que todavía habrá que esperar
un buen rato antes de que su gobierno asuma un papel protagónico en el
exterior.
Porque la casa que recibe está todo, menos en
orden.
Pero como México es un país de inviolables
tradiciones, éstas se respetan aunque sean costosas y no tengan impacto más
allá de lo formal.
Nos referimos a las giras del jefe de Estado en
esta etapa política bipolar, en donde mientras el todavía mandatario dice adiós
a su cargo con sendos viajes al extranjero, el electo presenta sus “credenciales”,
también en el exterior.
En ese contexto, en lo que ha sido una tersa
transición presidencial, Enrique Peña Nieto acaba de concluir su primer intento
de hacer un control de daños de la imagen de México en el mundo. Lo hizo en
América Latina.
En un escenario nacional con incremento en los
secuestros, la extorsión, los asaltos y robos; las violaciones a los derechos
humanos y la nula presencia de México en el mundo (salvo por noticias del narco
y la violencia), en su primer viaje al extranjero como presidente electo habló
de libre comercio, generación de empleos, política exterior como “motor de
desarrollo” y la “modernización” de Pemex.
Si bien la retórica con que sus asesores lo
armaron tuvo un efecto mediático, el viaje de Peña Nieto a Guatemala, Colombia,
Brasil, Chile y Perú fue tan protocolario como el de Calderón en octubre del
2006 a la misma zona. Con la única diferencia que el presidente saliente no
metió la pata diplomática hace seis años con sus colegas de América Central.
Primeras señales fallidas
Aunque exista una orden de silencio mediático
para el equipo de Peña Nieto, los que lo conocen aseguran que Emilio Lozoya,
coordinador de Vinculación Internacional, es un joven talentoso con excelentes
contactos en el mundo empresarial.
Pero parecería que de diplomacia conoce poco.
Sólo así se explica la falta de tacto de su jefe
en la primera escala de su gira inaugural. El nicaragüense Daniel Ortega y el
salvadoreño Mauricio Funes adujeron problemas de agenda para no asistir a la
gira que el presidente electo inició ayer en Guatemala, a la que convocó EPN a
todos los presidentes del istmo. Solamente se reunió con Otto Pérez Molina.
Y es que el priista de nuevo cuño cometió un
error de principiante, uno que nos hace pensar que no sólo no ha leído la
Biblia de cabo a rabo, sino que tampoco conoce las reglas diplomáticas del buen
vecino.
Además de informarle sobre las grillas entre los
presidentes que se disputan el liderazgo del istmo, Peña Nieto necesita que
Lozoya le explique que, en la región que algunos conocen como “el patio
trasero” de México, también hay protocolos, y dignidad, por supuesto.
Lo hizo Funes en velado lenguaje diplomático. Se
disculpó de asistir a la convocatoria porque tenía otros “compromisos
programados” de manera previa.
Y agregó que la cita debe hacerse a través de la
presidencia del Sistema de la Integración Centroamericana (Sica), que este
semestre tiene Nicaragua.
“Para reunirnos con los presidentes en cualquier
país de Centroamérica (...) había que hacerlo a través de la presidencia pro
témpore del SICA, que en estos momentos está depositada en el presidente Daniel
Ortega”.
¿Sabrá Peña Nieto que Ortega fue uno de los
primeros mandatarios que le enviaron una carta el mismo 2 de julio
felicitándolo por su victoria e ignorando que aún no era oficialmente
presidente electo? Quid pro quo.
¿Habrán omitido informarle al Señor Presidente
Electo de los Estados Unidos Mexicanos que Funes y Ortega son aliados?
¿Sabe que la violencia del narco es uno de los
principales factores de desestabilización en la región? ¿Conocerá las
violaciones a derechos humanos de centroamericanos por parte de policías
mexicanos y agentes de migración?
Y es que está bien aceitar la relación de México
con Chile, Argentina, Perú y Brasil (Colombia es caso aparte). Pero hubiera
sido óptimo priorizar la agenda bilateral con Centroamérica, que incluye temas
medulares como el combate al narcotráfico (léase camionetas con 9 millones de
dólares y logotipo de Televisa en Nicaragua), así como el intercambio comercial
y cultural.
Y Cuba, ¿para cuándo?
Aunque el PRI de Peña Nieto desarrolló estrechos
vínculos con la isla caribeña y otros gobiernos izquierdistas en las décadas de
los 70s y 80s, ni Cuba ni ningún otro país del bloque izquierdista ALBA,
encabezado por Venezuela, fue incluido en el primer viaje del presidente
electo.
¿Será una primera señal de distanciamiento
pragmático de Peña Nieto a todo lo que huele a izquierda?
Con amigos distantes
En un rápido recorrido señalamos los intentos de
Peña Nieto de reacomodar la imagen de México durante su gira por América
Latina. El balance es mixto.
Aunque queda claro que de estos viajes no se
esperan grandes anuncios, los resultados inmediatos disponibles no registraron
importantes señales de aires nuevos.
En Argentina, por ejemplo, Peña Nieto no parece
haber limado asperezas con Cristina Kirchner, quien hace poco ordenó suspender
de manera unilateral y por un periodo de tres años, un acuerdo automotriz con
México.
Y es que la desarticulada guerra contra el narco
no fue la única herencia de Calderón. El pasado abril, el todavía jefe de
Estado mexicano despotricó contra Fernández, por la expropiación de YPF a la
petrolera Repsol.
No en balde fue breve el encuentro de EPN con
Cristina, a pesar de que fue en Argentina en donde duró más tiempo la visita.
La gira a Brasil fue un poco más lograda, al
menos en los discursos. Pidió asesoría a la presidenta Dilma Rousseff para
modernizar a Pemex retomando el modelo de la paraestatal petrolera Petrobras.
Quiere que Pemex sea “palanca” del desarrollo económico e impulse la inversión
productiva y la generación de empleos.
En Sao Paulo se reunió con empresarios antes
quienes habló de fortalecer lazos comerciales y se comprometió a ser “un
promotor constante de la integración comercial” entre México y el gigante del
Sur.
Al presidente Sebastián Piñera en Chile le pidió
apoyo en temas sociales, que no es precisamente el fuerte de ese gobierno
sudamericano.
En Perú, su última escala antes de regresar a
México, no le fue tan mal. Habló de impulsar la Alianza del Pacífico y trabajar
con el país andino en la lucha contra el crimen organizado.
Seguridad, regalo maldito de
Calderón
Colombia es caldo aparte. Ahí el tema seguridad
salta como la gran prioridad, regalo maldito de su predecesor.
En su artículo publicado en el diario bogotano El
Tiempo, Peña manifestó su negativa a negociar con el crimen organizado.
“Contra ese cáncer que siembra el miedo y la
violencia en nuestros países, no se puede tener pacto ni tregua; y para
confrontarlo eficazmente es esencial una cooperación estrecha y una
coordinación a nivel regional”, señaló en su artículo”Latinoamérica, una tarea
pendiente para México”.
Y es que Peña Nieto escogió al general colombiano
Óscar Naranjo como su zar antidrogas, polémico militar quien, según varios
analistas, pactó con grupos criminales para combatir la violencia del narco en
su país.
La llegada del General Naranjo a México es una
mala noticia para un grupo de padres de familia cuyos hijos murieron en el
bombardeo del gobierno colombiano en 2008 en Sucumbíos, Ecuador.
Para ellos, Naranjo es “un operador de la CIA, de
la DEA” con una “negra historia”. Pero para otros, es el mejor policía del
mundo.
Guste o no, Naranjo asesorará a Peña Nieto desde
el palco del Tec de Monterrey, donde fue contratado como director del Instituto
Latinoamericano de Ciudadanía creado para promover “valores democráticos,
asegurar la gobernanza, rescatar la cultura de la legalidad” y otros etcéteras.
Y Peña quiere que le resuelva el tema del
narcotráfico, como sea, pero que lo resuelva. Que no se multipliquen los
muertos y se deje de hablar de lo que hoy es el único sello distintivo de
México en el extranjero.
El nuevo plan incluye una estrategia distinta a
la de Calderón, que consiste en restarle “capacidad sicarial” a los cárteles
del país. Habrá que ver cómo la operará.
EPN ¿más pragmático que priista?
El modelo por excelencia de los llamados
“mirreyes” se ha blindado con asesores de colmillos largos dentro de su
partido. Se habla de Carlos Salinas de Gortari como la mano que mece la cuna y
de Pedro Aspe, el gran operador.
Y es muy probable que busque a un pragmático con
buenos contactos en el mundo empresarial, más que un ideólogo, como secretario
de Relaciones Exteriores.
Entre los nombres que circulan están José Ángel
Gurría, actual director de la Organización de Cooperación Económica y
Desarrollo, con sede en París, el club de los países más ricos del mundo; el ex
ministro de Hacienda Pedro Aspe; el Coordinador de Vinculación internacional de
su equipo de transición Emilio Lozoya; y el ex embajador mexicano en
Washington, Jorge Montaño.
Pero para obtener luz verde necesitará la
bendición del Senado, donde está estratégicamente ubicado Emilio Gamboa Patrón,
quien estuvo al lado de Salinas de Gortari en la reciente boda de su hijo Juan
Cristóbal Salinas Occelli.
En declaraciones a un medio extranjero sobre los
principios que regirán su política exterior, Peña Nieto habló de la “no
intervención” en los asuntos internos de otros países –desgastado estribillo del
antiguo PRI- pero no mencionó la defensa de los derechos humanos. Posiblemente
se le olvidó.
Hace un par de días se anunció que su próxima
gira internacional será en octubre y a Europa. La visita a Estados Unidos la
hará sin duda cuando Obama o Romney se lo ordene…
— Rosario Green: 'Que regrese la Comisión
Binacional México-EU'
Cuando Calderón llegó a Mérida con la mano
extendida: “ahí se pierde todo: autoridad, respeto, independencia vis a vis
Estados Unidos”, en opinión de Rosario Green, una veterana analista en política
internacional.
“Hubo una subordinación a los intereses de
Estados Unidos y una falta de coraje para defender algunos puntos como las
operaciones encubiertas, los casos de lavado de dinero, la matanza en
Cuernavaca, la Operación Rápido y Furioso”.
Para la ex canciller priista, “a partir de un
tono de mayor energía”, Peña Nieto deberá resolver los temas de una agenda
binacional que quedaron fuera con el panismo. Porque entre Estados Unidos y
México hay mucho más que seguridad, que ha sido el tema central de la relación
bilateral durante 12 años.
“Hay que sentarse a hablar con Estados unidos
desde una posición de fortaleza y el compromiso no es la Iniciativa Mérida. La
cooperación debe incluir a América Central. Todos pondríamos algo. Para que no
nos vean como mendigos”.
Para la ex canciller priista, la cooperación
internacional es el tema del siglo 21. En ese sentido, se debe “abrir el
abanico de la agenda entre Estados Unidos y México” con “confianza, compromiso
y corresponsabilidad”.
Así piensa Rosario Green, quien no esconde que le
agradaría regresar a terminar “una tarea inconclusa” como canciller. Lo primero
que haría sería restablecer el mecanismo de la Comisión Binacional que reunía a
todo el gabinete mexicano con el estadounidense una vez al año para ver todos
los aspectos de la agenda binacional.
A Peña Nieto le aconsejaría ir a Canadá primero,
después Estados Unidos (antes de su toma de posesión) y en tercer lugar, a
Cuba, porque la isla “va a cambiar”. Y Green está convencida que México “tiene
que estar en el principio” de esa transformación”.
— Sergio Aguayo: 'México ya no representa
nada'
Enrique Peña Nieto va a gobernar un México con
“una crisis sistemática de la democracia”, con partes del país en guerra y sin
una relación “monotemática” con Estados Unidos.
Así opina el académico Sergio Aguayo, quien
dedica parte de su tiempo a estudiar las relaciones entre México y el mundo.
En política internacional, ya no se hablará solo
del vecino distante, de la frontera norte y el Tratado de Libre Comercio con
América del Norte, estima el analista.
México “está en el centro de un ciclo permanente
por el cual del sur vienen drogas y personas, que (lo) atraviesan para ir a
Estados Unidos. Y del norte vienen dinero y armas que alimentan este ciclo
entre legal e ilegal”.
“Ya no podemos ignorar lo que pasa en
Centroamérica, en Colombia. En temas de inteligencia contra el crimen
organizado Colombia es tan importante como Estados Unidos”.
“Veremos forcejeos sobre todos los temas. El
factor externo influirá de diferentes maneras. Llegaron los españoles a nuestro
país. La relación con EU ya no es la principal”, aunque siga siendo el
principal socio comercial.
Hay una nueva realidad, cruel pero innegable.
Además de que EPN llega con un alto déficit de credibilidad frente a la
comunidad internacional: “nadie necesita a México y ahora no representa a
nadie”.
“Ahora no hay ni enchilada, ni a la mitad ni
entera”, en alusión a una frase que acuñó el canciller Jorge Castañeda en el
sexenio de Vicente Fox.
La contratación de general Naranjo, aunque haya
sido bajo el paraguas del Tec de Monterrey, es un “símbolo de los tiempos”. Y
es que “ya no hay simulaciones. Se tiene una relación abierta con un militar
colombiano y se tienen relaciones con las fuerzas armadas con los servicios de
inteligencia con Estados Unidos, Colombia y otros países” sin mayores dramas.
Y el nacionalismo, ¿dónde quedó?
“Siempre fue un mito. Desde que existen las
encuestas de opinión después de la Segunda Guerra Mundial, siempre ha habido
una tercera parte profundamente anti estadounidense, una tercera parte a favor,
y la otra oscila dependiendo del tema y del momento”.
Y agrega:
“Lo que sí teníamos era que la ideología oficial
manipulaba el nacionalismo para tener cerrado al país pero eso se acabó (…)
Actualmente todo tipo de grupos tienen su agenda y eso irrita y desconcierta al
gobierno que ya perdió el monopolio sobre los temas que se discuten fuera
de México.”
— Rubén Aguilar: 'Fox no debe ser un
diplomático'
Para Rubén Aguilar, ex vocero de Vicente Fox, lo
urgente en política exterior es “avanzar en un proceso de integración con
Estados Unidos y Canadá”.
Se trata de “otro nivel” del Tratado de Libre
Comercio con América del Norte.
Con América Latina, Aguilar recomienda un
intercambio de orden cultural (la industria editorial, el cine, el
espectáculo), no desde una “hegemonía política”.
“Esos son los nuevos temas: todas las
universidades americanas deberían de tener sede en México. Debería haber
acuerdos para que Harvard tenga sede en México. O Yale en Puebla. Así me
imagino la realidad de esa nueva relación”.
Y es que, opina Aguilar Valenzuela, “no ha lugar
la vieja política exterior mexicana. Que tuvo su momento, fue muy relevante,
pero ya no tiene caso”.
¿Ve a Fox como representante diplomático de
México en la Unión Europea por ejemplo?
“No veo a Fox en ningún cargo público ni creo que
lo esté buscando. El peso específico de la opinión de Fox en ciertos sectores
de la opinión pública internacional sigue pesando mucho. No cumple con el perfil
que debería tener un diplomático para llevar estas funciones. Es un hombre
inspirador. Un fantástico asesor en política exterior”.
En opinión de Aguilar, la mancuerna Fox-Castañeda
no funcionó por la llegada del 11 de septiembre, que cerró a Estados Unidos:
“Canceló la posibilidad de cualquier acción novedosa en política exterior.
Jorge lo entendió muy bien, por eso se fue, porque no había nada que hacer”.
Colaboracion: Spiritruso Solitario
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