MÉXICO, D.F. (apro).- La reforma fiscal que propondrá el gobierno federal al Congreso, durante el segundo semestre de este año, será “una reforma justa”, pues pagará más impuestos quien tenga más ganancias, y su objetivo último es “la redistribución del ingreso y la redistribución de la riqueza”, aseguró hoy el secretario de Hacienda, Luis Videgaray.
Al clausurar los trabajos del foro “México: políticas públicas para un desarrollo incluyente”, que se llevó a cabo miércoles y jueves en la Ciudad de México, con la participación de los líderes del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Comisión Económica para América Latina (Cepal) y Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), así como del vicepresidente regional del Banco Mundial (BM), el titular de Hacienda sostuvo que la reforma fiscal le dará al Estado mexicano en su conjunto –gobierno federal, estados y municipios– “la capacidad financiera para cumplir sus objetivos en materia de educación, salud e infraestructura”.
Ante unos mil 500 asistentes al foro, Videgaray Caso insistió en que la reforma fiscal, además de darle mayor competitividad al país, será justa: “Contribuir al gasto público es parte esencial de la definición de ciudadanía: quien tiene más tiene que contribuir más”.
Aseguró el secretario que están dadas las bases para que el crecimiento económico no sólo sea mayor sino también incluyente.
Una de ellas, la fundamental, es la estabilidad económica, dijo. Y eso el país lo ha aprendido en décadas de crisis recurrentes, de desequilibrios fiscales y sobreendeudamiento.
México ha aprendido, explicó, que “la estabilidad nunca es un fin en sí mismo, pero es una condición para poder crecer de manera sostenida. México ha hecho de la política de estabilidad macroeconómica –hoy lo podemos decir– una política de Estado.”
Gracias a la estabilidad económica “tenemos un Banco Central autónomo, que tiene una política con un claro mandato para proteger el poder de compra de nuestra moneda.”
También: “Tenemos una política fiscal en equilibrio; somos una de las pocas naciones en el contexto mundial que tiene finanzas públicas sin un déficit fiscal, y que no solamente se tienen finanzas públicas en equilibrio, sino que existe un amplio consenso político y social en torno al valor de la responsabilidad fiscal.
Luego de “una profunda crisis hace 18 años, hoy tenemos uno de los sistemas financieros más sólidos que existen, sin duda, en América Latina y en todo el mundo. Tan es así que somos una de las primeras diez naciones que ha podido implementar las reglas de Basilea III”.
Además, “hemos tomado decisiones que permiten protegernos, proteger la estabilidad macroeconómica ante un mundo convulso y con riesgos. Tenemos un régimen de tipo de cambio flexible. Tenemos reservas altas, y continuaremos teniendo reservas altas, como un medio para proteger a la economía ante posibles choques externos.
Aparte de todo eso, agregó, se ha logrado la renovación de una línea de crédito flexible con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que se suma a la protección de las reservas internacionales; está protegido el precio del petróleo, “que es nuestro principal insumo, nuestra principal exportación.
“Y tenemos una política de endeudamiento externo que diversifica los riesgos, que protege a las finanzas públicas y, prueba de ello, es la colocación que logramos apenas el lunes en un mínimo histórico para un bono a 30 años en dólares, al más bajo diferencial en la historia de México, con respecto del bono equivalente del gobierno de Estados Unidos.”
Todo ello, dijo Videgaray, “no sólo refleja que México es un país estable, sino que es un país donde predomina la convicción por la estabilidad, y esto seguirá siendo así, que no se tenga la menor duda”.
Pero la estabilidad, reiteró, “es solamente un medio, uno de los pilares para lograr lo importante, que es el crecimiento económico, el crecimiento que se vea reflejado en el bolsillo de los mexicanos, en que a las familias les vaya mejor, en que los mexicanos y mexicanas ganen más por su trabajo.”
Y una vez consolidada la estabilidad económica, dijo Videgaray, los retos por delante serán, sin embargo, gigantes. El primero es, sin duda, la productividad, porque sin ella no se logra un crecimiento económico mayor e incluyente.
Esa es la primera gran tarea. “El reto que tiene México es superar lo que nos ha ocurrido desde 1980 a la fecha, que la productividad, medida como la productividad total de los factores, no ha crecido.
“Somos uno de los pocos países en el mundo donde en 30 años, ante diferentes contextos políticos, en distintos entornos internacionales, a veces favorables, a veces muy complejos, la productividad en México no ha crecido.
“Tenemos que alinear los esfuerzos del gobierno y de la sociedad, a tener una productividad, pero una productividad, insisto, que nos alcance a todos. Es decir, una productividad social ¿De qué se trata entonces la política económica? De democratizar la productividad.
Se preguntó Videgaray: ¿Cómo vamos a democratizar la productividad para que alcance a quienes están en el centro de la República, en las zonas urbanas, a quienes están en el norte, a quienes están en el sur, que claramente es la región que más se ha rezagado con respecto del crecimiento y a la integración de México en el mundo? Pues tenemos que hacer una agenda de cambios, de reformas que sean democratizadoras de la productividad.
Y enumeró las reformas que para ese fin propondrá el gobierno federal: la educativa (que ya se aprobó), la energética, la de ciencia, tecnología e innovación; la de competencia, la financiera; la de política industrial, el campo, el turismo… “toda una ambiciosa agenda de cambios, de profundas reformas”.
Por eso, dijo, “las principales fuerzas políticas, y el gobierno de la República han firmado un pacto con una agenda ambiciosa de reformas, que tiene calendarios, que tiene tiempos y en las que estamos trabajando”.
Por eso, dijo, “las principales fuerzas políticas, y el gobierno de la República han firmado un pacto con una agenda ambiciosa de reformas, que tiene calendarios, que tiene tiempos y en las que estamos trabajando”.
Es, dijo, “la gran oportunidad que tiene México para generar “un desarrollo incluyente, que genere empleos bien remunerados, no solamente para unos cuantos, sino para todos.”
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