24 de Septiembre del 2012
Nota publicada por Martín Esparza Flores en revista Siempre!, republicada en Radio SME
 
 
Nota publicada por Martín Esparza Flores en revista Siempre!, republicada en Radio SME
 
Al México sostenido con alfileres que 
deja Felipe Calderón en la agonía de su sexenio, se añade la derrota que
 junto con su exsecretario del Trabajo, Javier Lozano, les ha propinado 
en el terreno jurídico el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME),  
donde un convaleciente Estado de derecho se asoma como la luz al final 
del túnel, luego de que el Segundo Tribunal Colegiado de Circuito en 
Materia de Trabajo le otorgó mediante un fallo inapelable, el amparo que
 mantiene vivo su Contrato Colectivo y reconoce la existencia de un 
patrón sustituto, abriendo las puertas a la recontratación de los 16 mil
 599 trabajadores que rechazaron liquidarse tras la extinción de Luz y 
Fuerza del Centro. Derechos que fueran conculcados,  bajo  consigna,  
por la Junta Federación de Conciliación y Arbitraje (JFCA), en agosto 
del 2010.
 Fuente: http://radiosme2.blogspot.com/2012/09/el-sme-derrota-lozano-y-calderon_24.html
La batalla ha sido larga pero la verdad 
empieza a surgir ante las inconsistencias no sólo legales sino políticas
 que motivaron a un régimen intolerante a violentar la Constitución para
 extinguir una empresa y un sindicato independiente y nacionalista bajo 
el encubierto esquema de privatizar la industria eléctrica nacional. La 
lista de atropellos  en contra del SME comenzó a partir de la estrategia
 instrumentada por Javier Lozano Alarcón para  entrometerse en la vida 
interna de nuestra organización a través de Alejandro Muñoz, el traidor 
al que también la ley se ha encargado de ubicar en el sitio que merece: 
la cárcel.
La negación de la toma de nota, primero,
 y la exigencia a reponer el  proceso de elección después, fueron  
algunas de las muchas aristas  del plan perverso de Calderón y  Lozano 
para intentar acabar con nuestra organización. En ambos casos fallaron. 
Una y otra vez el SME les ha demostrado su fuerza como una organización 
sólida y unida, que practica una indiscutible democracia y transparencia
 sindicales. A pesar de los artificios  leguleyos del gobierno de 
Calderón, hoy el SME tiene vigencia y  registro como sindicato nacional 
de industria,  con una representación  legítima de los 26 miembros de su
 Comité Central y sus Comisiones Autónomas.
El motivo que en su momento 
argumentaron  el residente  y sus funcionarios para dejarnos sin nuestra
 fuente de empleo, un inexistente conflicto económico, fue mutado más 
tarde ante la JFCA con la intención de pedir la terminación de  las 
relaciones laborales y la negación del patrón sustituto, por el de caso 
fortuito y causa de fuerza mayor. No es obra de la casualidad que  tal 
planteamiento fuera desechado por los magistrados del Segundo Tribunal 
por carecer de la más esencial  lógica jurídica.
El fallo manda al rincón de la ignominia
 a funcionarios como el presidente de la JFCA, Eduardo Andrade 
Salaverria, al secretario general de Acuerdos y Asuntos Colectivos de 
esa dependencia, Gary Jorge Pérez Grijalva y a incondicionales de Javier
 Lozano en la Secretaría del Trabajo, como el defenestrado 
exsubsecretario, Alvaro Castro. Ellos y muchos otros  actuaron como 
auténticos delincuentes  en contra del SME, a sabiendas de que estaban 
violando las leyes en la materia. Ahora deberán enfrentar el 
desprestigio profesional de ser tachados como funcionarios de consigna, 
pero también pesará en su contra  el juicio de la historia.
En los próximos días habrá de publicarse
 el acuerdo para que la JFCA lo eleve a laudo dejando sólo dos opciones 
al gobierno federal: asumir el papel de la CFE como patrón sustituto, 
regresando a los trabajadores del SUTERM a su anteriores  áreas  de 
trabajo —tal y como lo establece el Convenio de Delimitación de Zonas de
 1985—, o dar paso a la creación de un nuevo organismo público 
descentralizado que supla a Luz y Fuerza. Ambos caminos son válidos para
 restablecer la legalidad y el apego a lo establecido en la Ley del 
Servicio Público de Energía Eléctrica, restituyendo, de paso,   el 
subsidio de las tarifas eléctricas a los más de seis millones de 
usuarios de la zona central del país, por ser un derecho adquirido.
Lozano y Calderón perdieron así, y para 
fortuna del país, su última carta para acabar con el SME y su invaluable
 Contrato Colectivo.
Ya ven q sí se puede,sólo es cuestión de paciencia y huevos aunque estén caros,se la pelaron fecal y su puñal,viva México cabrones y 5alud!
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