Efraín Klérigan / Tamaulipas
Tras el accidente de la planta Gas en Reynosa, la falta de seguridad en las instalaciones de Petróleos Mexicanos ha quedado al desnudo: El accidente fue visible por la falta de protocolos reales de seguridad, la carencia de equipos de protección civil, ambulancias, centros para atención de quemados.
También se muestra que refinerías como la de Ciudad Madero no tienen un perímetro de protección real, que hay miles de pobladores expuestos, y que en caso de un accidente que se le salga de las manos a la población, el saldo rojo podría ser inmenso.
A “proporcionar rutas de evacuación controlada en caso de emergencia” obliga a las plantas de recepción de gas la Norma Oficial Mexicana NOM-013-SECRE-2004.
Las plantas, además de señalización sobre rutas de escape y concentración, deben tener equipo anti incendios, accesos únicos para permitir el paso de vehículos de intervención, como ambulancias o bomberos.
Hasta la fecha Pemex reconoce que tras la explosión en el Centro Receptor de Gas de Pemex Exploración y Producción, el total de víctimas es de 30, de las cuales la mayor parte no han sido identificadas, debido a que los cadáveres están completamente calcinados.
“El número de trabajadores fallecidos por el accidente en Reynosa ascendió a 30”, reconoció Pemex el viernes en un mensaje de Twitter.
Pese al esfuerzo de la paraestatal por minimizar los hechos, el accidente fue el segundo en menos de un mes en Tamaulipas, con víctimas mortales, con un saldo que se hace público.
Además 17 trabajadores de contratistas y cuatro de la paraestatal, continúan hospitalizados y en la cuenta entre heridos y personas que no aparecen hay un déficit de seis personas, lo que significa que la cifra de muertos puede crecer más aún.
Datos de la paraestatal indican que El Centro Receptor de Gas en Reynosa, donde se suscitó el incendio, transportaba alrededor de 800 millones de pies cúbicos diarios, lo que obligaba a la empresa, de acuerdo a normas nacionales y protocolos internacionales, a tener un perímetro de seguridad vigilado y con barreras físicas de protección, el cual no existe en la planta.
“En zonas no urbanas, si la planta (de gas)se encuentra cerca de carretera federal o estatal a distancia menor de 100 metros, contados a partir de la tangente del tanque de almacenamiento más cercano al centro de carretera, el costado que ve a ésta debe ser delimitado por barda de mampostería, con una altura mínima de 3.0 metros, los demás costados pueden ser delimitados con malla ciclónica con una altura mínima de 2.0 metros”, dice textualmente la Norma Oficial Mexicana NOM-001-SEDG-1996.
El hecho de que uno de los trabajadores fallecidos haya sido atropellado en la carretera cuando huía intentando salvar la vida habla con claridad de que no había tal perímetro, o bien, que los trabajadores no lo conocían.
Tras el estallido no se supo que hubiera un sistema de bomberos que pudiera actuar de inmediato ni que los trabajadores supieran que existía una ruta de evacuación y un punto de concentración.
Las escuetas declaraciones de la paraestatal, entre las que destacan la del líder petrolero, Carlos Romero Deschamps, dejan ver que el monopolio petrolero ni siquiera podía garantizar que exigen a sus contratistas que sus trabajadores tengan las prestaciones de ley y tanto sindicato como empresa intentan minimizar la gravedad del accidente.
“No, es una instalación reciente, mantenida. O sea, no tenemos por qué maximizar un evento que no lo merece ¿no?. Vamos a esperar a que las autoridades hagan el peritaje correspondiente y den a conocer cuál fue la causa”, indicó Romero Deschamps al rotativo Reforma.
La Refinería de Ciudad Madero no cuenta con el perímetro de protección debido.
AVISOS SÓLO SI SE DAN CUENTA
El gobierno y el Congreso de Tamaulipas han exigido mejorar la seguridad en las instalaciones y dar avisos oportunos a las autoridades civiles, pues lo común es que Pemex oculte los accidentes hasta que la opinión pública se entera, como ocurrió en agosto del 2010 en Ciudad Madero.
El 7 de agosto de 2008 una fuga de gas natural desde el pozo de extracción de gas natural, Corindón 602, ubicado a 22 kilómetros de Nuevo Laredo, la paraestatal tardó al menos cinco horas entre que hubo una explosión, comenzó una enorme fuga de gas y dieron aviso a las autoridades civiles para que procedieran a evacuar la zona que podría ser afectada.
El entonces director de Protección Civil de Tamaulipas, Salvador Treviño Salinas, dijo que solamente horas después de que los vecinos del pozo, afortunadamente ubicado lejos de zonas urbanas, denunciaron la fuga de gas tras un estallido, y tras insistentes llamados del gobierno de Tamaulipas, la paraestatal aceptó los hechos y aseguró que no hubo víctimas.
“No sabemos de qué tamaño fue la fuga, lo que sabemos es que a Pemex le importó más arreglar su fuga que dar aviso a las autoridades municipales y del estado para que pudiéramos salvaguardar las vidas de la población”, declaró Treviño Salinas a la corresponsalía de El Norte.
Entre el 2001 y el 2011 hubo 51 accidentes más o menos severos en instalaciones, ductos o transportes de Pemex en Tamaulipas, de acuerdo con diversos recuentos periodísticos, y solamente este año se cuentan 12 más, que han costado, al menos, 31 vidas humanas.
A escala nacional se registran desde 2001 un total de 65 accidentes graves en instalaciones de Pemex, algunos que han ocasionado daños graves a la ecología como el derrame de petroleo en el río Coatzacoalcos, uno reciente en las costas de Oaxaca, la explosión en plataforma KU-S y el hundimiento de la plataforma Júpiter, en 2011.
La diputada priista Marta Alicia Jiménez Salinas dijo que aunque Pemex ha tenido durante los 12 años de administración panista los ingresos por concepto de importación de crudo de petroleo más grandes de la historia del país, también han hecho la menor inversión histórica en mantenimiento de las instalaciones y los grandes accidentes recientes muestran este hecho.
“No hay mantenimiento adecuado en las instalaciones de Pemex y eso es una bomba de tiempo”, dijo Jiménez Salinas.
MUCHOS ACCIDENTES, POCA TRANSPARENCIA
Según cifras de Petróleos Mexicanos la paraestatal se ubica en el rango de empresas petroleras líderes en seguridad con una frecuencia de 0.42 accidentes por millón, los accidentes en sus plantas o ductos no dejan de preocupar por el potencial daño a miles de personas o al medio ambiente.
Esta cifra se alcanza según expertos al quitar de los accidentes de la paraestatal el número de víctimas de empresas contratistas.
En los últimos dos meses la paraestatal ha tenido cuatro accidentes que han ocupado espacio en la prensa internacional.
De los accidentes en otras entidades registrados en los últimos 11 años destacan dos: uno, por el daño ecológico y otro por las pérdidas humanas.
Los daños al medio ambiente han sido enormes y la percepción general de la opinión pública es que las cifras de víctimas se ocultan o se manipulan.
La explosión de un turbocompresor en la plataforma KU-S, el 17 de enero pasado, la cual recordó el inmenso accidente del pozo Ixtoc I, en junio de 1979 y el cual hasta la fecha es el segundo derrame de crudo más importante en el Golfo de México, fue declarada sin víctimas, lo que parece dudoso según las impresionantes fotos del incendio posterior.
El 13 de abril de 2011, la plataforma habitacional semisumergible Flotel Júpiter colapsó en la Sonda de Campeche, según la petrolera “debido a una falla en los pontones que la mantenían nivelada”, lo que ocasionó la evacuación de 638 trabajadores.
En octubre de 2007 se registró otro accidente en una plataforma, la Usumacinta, con un saldo oficial de 21 trabajadores muertos y dos desaparecidos.
A finales de agosto hubo un derrame de Pemex en la Monoboya 3 en la Terminal de Salinas Cruz, el accidente se mantuvo en silencio hasta que pescadores y hoteleros en Oaxaca y Guerrero comenzaron a quejarse y Pemex aceptó que tenía una semana realizando la lim pieza del derrame sin informarlo a la opinión pública.
Datos de la paraestal afirman que tras el accidente se logró el rescate de nueve náufragos en un operativo realizado por Pemex y la Armada de México el cual se implementó desde el naufragio de la embarcación, de los cuales dos habían fallecidos.
La paraestatal nunca ha querido informar sobre las versiones de al menos cinco trabajadores más que se reportan como desaparecidos ni tampoco el daño económico que representó la explosión en esta plataforma.
En diciembre del 2004, el río Coatzacoalcos recibió más de 10 mil litros de petróleo. En octubre del 2007 al menos 20 trabajadores murieron en la sonda de Campeche producto de una fuga descontrolada de aceite y gas en el pozo Kab 101.
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