MÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- “En México hay pueblos donde la Coca-Cola llega pero no la leche”, dijo la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles, en una entrevista para el diario español El País.
La publicación recuerda que la dependencia dirigida por la experredista puso en marcha una campaña contra los productos chatarra, pero también llegó a acuerdos con compañías de refrescos y otras del sector de la alimentación (Pepsi Co. y Nestlé) para que se sumen al programa, “una decisión polémica que suscitó fuertes críticas”, destaca El País.
Sin embargo, Robles justificó: “Estas empresas se han sumado hasta ahorita a investigar sobre una galleta nutritiva, vamos a ver qué pasa. Claro que es polémico, pero lo que sí quiero aclarar es que es a cambio de nada”.
La funcionaria federal aseguró que la Cruzada Nacional Contra el Hambre no ha muerto, sólo ha sido suspendida en 14 estados debido a las elecciones del próximo 7 de julio y a las insistentes denuncias del PAN.
“¿Cómo va a estar muerta con las necesidades que tiene la gente? ¡Hombre! Una cosa es el ruido político y otra cosa es que el partido está en la cancha, y ahí es donde se gana o se pierde, y tiene que ver con el hambre. En Oaxaca estábamos trabajando en 123 municipios, pero ahora se ha parado. Los retomaremos el 8 de julio y mientras seguimos en los otros 18 estados”, agregó.
La secretaria admitió que el ambicioso programa del gobierno del PRI aún está en pañales y cuando El País le pidió que fijara metas, respondió que “estamos hablando de rescatar a millones (de personas) de esta condición”.
Estos primeros seis meses del año se han ido en lo que Robles llama la construcción del “andamiaje institucional”, es decir en la titánica tarea de coordinar la Cruzada contra el Hambre a nivel federal, estatal y municipal. En otras palabras, poner orden a 2 mil 500 programas “que se aplican de manera dispersa”, apuntó.
Un proceso lento en el que ha habido avances. Pero el plan ha tenido sonados tropiezos como en el Distrito Federal, la ciudad que gobernó cuando era perredista; ahí el recelo de sus antiguos compañeros provocó que esa entidad apenas comience a firmar los acuerdos-marco, apunta El País.
Robles indicó que al llegar al cargo “uno de los problemas a los que nos hemos enfrentado es a la ausencia total de instituciones en el ámbito territorial. La política de transferencias monetarias las desmanteló. La política social se ha convertido simplemente en una transferencia individualizada, incluso ya hasta despersonalizada, y esto ha llevado a un desmantelamiento de las instituciones”.
Finalmente reiteró que no es priista, pero “creo en Peña Nieto, en esta nueva generación del PRI, comprometida con una nueva forma de gobernar, que tiene una visión completamente diferente a la del pasado. Se está poniendo en el centro de la acción pública el tema social, la pobreza y la desigualdad. Es una nueva forma de gobernar. Se están tocando intereses hasta ahora intocables y recuperando la rectoría del Estado. Y sigo siendo una mujer de la izquierda”.
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