El encargado de la sección consular de la embajada de México en Nicaragua, señor Germán Murguía Mier, se convirtió en la nota más destacada del inicio del juicio contra los 18 falsos periodistas de Televisa, al adoptar una posición beligerante, casi en abierta defensa de los procesados.
El funcionario diplomático solicitó al juez de la causa, doctor Edgard Orlando Altamirano López, a través de la Fiscalía, que se le permitiera asistir al juicio en calidad de “observador”, solicitud similar a la que hizo la doctora Orietta Benavides, abogada del consorcio “Taboada y Asociados”, que representa en Nicaragua los intereses de la empresa Televisa.
Pero a eso de las cuatro y media de la tarde, aprovechando un receso de cinco minutos ordenado por el juez Altamirano, el cónsul Murguía Mier se trasladó de inmediato del área del público a donde están los abogados defensores, para entablar una larga conversación con el abogado defensor de Raquel Alatorre Corea o Juana Raquel Alvarado Torres, doctor José Ramón Rojas Urroz.
A la conversación con el abogado de Alatorre se unió posteriormente el defensor de otro grupo de los acusados Ricardo Ramírez McNalli, mientras en otro momento el cónsul Murguía Mier también intercambiaba consideraciones con la doctora Orietta Benavides Quintero, del consorcio Taboada y Asociados, quien representa a la empresa Televisa en Nicaragua.
La sorprendente beligerancia del cónsul llamó la atención de los periodistas que daban cobertura al juicio, algunos de los cuales comentaron que el cónsul Mexicano parecía estar “asesorando” a los abogados de los mexicanos acusados en Nicaragua por los delitos de lavado de dinero, crimen organizado y tráfico internacional de drogas.
Zavala reacciona
La actitud del cónsul fue percibida de inmediato por la Comisionada General Glenda Zavala Peralta, jefa de la Dirección de Auxilio Judicial de la Policía Nacional, quien se encontraba presente en la sala.
La comisionada Zavala informó de inmediato lo que estaba sucediendo al juez Edgard Altamirano, quien a su vez envió a un oficial de alto rango de la policía a llamarle la atención al cónsul Murguía Mier, advirtiéndole que su solicitud para estar presente en el juicio era únicamente en carácter de “observador”.
El juicio inició a las dos de la tarde de este 10 de diciembre y la seguridad no se hizo esperar: al igual que en las audiencias anteriores una gran cantidad de policías de la brigada especial reguardaron las instalaciones del complejo judicial Nejapa. Como medida de seguridad esta vez se les puso a los periodistas de los medios de comunicación un brazalete de color verde con codigo de barra.
Una vez que inició el juicio también empezó la competencia entre los medios nacionales y extranjeros por capturar la mejor imagen de Raquel Alatorre Corea (o Juana Raquel Alvarado Torres), la cabecilla de la banda.
Alatorre Corea mostro una actitud bastante relajada y sonriente, negando con la cabeza y sonriendo ante las declaraciones de los testigos de la Fiscalía. Su cuerpo delgado parece mostrar los efectos del encierro carcelario, pues se le ve un semblante cansado y rostro pálido.
Los 18 falsos Televisa se presentaron al juicio mucho más limpios y relajados que en las veces anteriores. En el caso de Cecilio Torres Gutiérrez –supuesto segundo jefe del grupo– quien en todas las audiencias pasadas siempre se mantuvo cabizbajo y escondiéndose de las cámaras, esta vez no escondió su rostro y siempre mantuvo la cabeza erguida y la mirada firme, al igual que Ivan Ricardo Cano Zúñiga, uno de los más jóvenes del grupo.
En audiencias pasadas Cano Zúñiga se la pasaba llorando y escondiéndose de las cámaras, pero esta vez se le vio incluso sonriente, sin lágrimas en los ojos y más conversador con la supuesta líder del grupo, quien no perdía tiempo y cada que podía le levantaba las cejas a los policías que estaban custodiándola.
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