La empresa británica Oxitec ha solicitado a la Generalitat autorización para hacer un ensayo de campo para liberar moscas del olivo transgénicas. El objetivo final es usar las moscas modificadas contra la plaga de las moscas del olivo. La solicitud está siendo tramitada por el Departament d’Agricultura, que elaborará un estudio para evaluar los riesgos. Además, se está a la espera de lo que dictamine la comisión nacional de bioseguridad del Ministerio de Agricultura. Éste sería el primer caso de liberación de animales transgénicos en Europa.
Oxitec ha propuesto para su ensayo usar 48 olivos (que cubrirá con mallas) en un área de 1.600 m2 en una finca de la provincia de Tarragona, donde se liberarían la moscas macho transgénicas que ha desarrollado. El ‘diseño’ de las moscas macho contiene una información genética programada para que “cuando se apareen con las hembras, toda la descendencia de moscas hembra muera en la fase de larva”, explica un portavoz de Oxitec. Las hembras mueren en la fase larvaria, de manera que, al no ser fecundadas, se disminuye la población de insectos y se combate la plaga. “Hay que tener en cuenta que las moscas hembra del olivo son las que causan los daños y la pérdida de cultivos”, añadió el portavoz. El experimento tendría una duración de tres meses. Oxitec destaca las bondades de su solución, pues reduce el uso de insecticidas (método poco selectivo para combatir los insectos); y, además, los insectos desarrollan resistencia a los productos químicos arrojados, con lo que a la larga mengua su eficacia.
La Generalitat lo estudia
Joan Gòdia, subdirector general d’Agricultura, indicó que la Generalitat no se pronunciará sobre si autoriza o no el ensayo hasta que no concluya la tramitación. No obstante, ha solicitado a la empresa información complementaria. “Habrá que aclarar cómo lo quieren hacer”, dijo. El proceso administrativo requiere una información pública de 30 días.
Inicialmente, la Generalitat juzgó que ésta no era competencia suya, sino del Ministerio de Agricultura (pues sus funciones sobre bioseguridad sólo están claras en el caso de los cultivos transgénicos). Sin embargo, el Ministerio de Agricultura replicó que sí era una tarea de la Generalitat, aunque el plan debe revisarlo la comisión nacional (estatal) de bioseguridad.
Plaga temible
La mosca del olivo es una plaga en el sur de Tarragona. El insecto pica la oliva para depositar sus huevos. La picadura deteriora el fruto, que se echa a perder con el crecimiento de la larva alojada. El problema es que no hay métodos eficientes contra la plaga. Lo más socorrido son los insecticidas arrojados desde avionetas, pero estos deben evitarse con el nuevo reglamento comunitario para estos tratamientos. De hecho, esos tratamientos con insecticidas cada vez serán mas excepcionales, requerirán una autorización expresa de la Administración y que se evalúe tanto el insecticida como el procedimiento de aplicación empleado
“Creemos que se debería aplicar un principio de precaución y que las dos administraciones deben rechazar la solicitud”, declaró Blanca Ruibal, experta de agricultura de Amigos de la Tierra, quien criticó la opacidad de las administraciones. “Predecir los impactos que tendrá una mosca en cuyo ADN se han insertado genes de otros organismos es ir demasiado lejos”, dice Ruibal.
Soberanía Alimentaria
Laia Vinyals, investigadora de la revista Seguridad Alimentaria, indicó que la presencia de moscas transgénicas genera muchas incógnitas sobre su interacción en el medio ambiente, y cuestionó la eficacia de la propuesta, pues los daños en la oliva se dan en la fase larvaria de la mosca.
¿Ha cogido por sorpresa tal solicitud a la UE? Ruibal recuerda que el plan de Oxitec se presentó en enero. “Las administraciones se pasan una patata caliente”, opina. Fue cuatro meses antes de que la UE tuviera ni siquiera las guías para evaluar los riesgos y hacer el seguimiento de los animales transgénicos liberados.
Servir a las necesidades
La empresa Oxitec señala que su proyecto no es ni dañino ni tóxico; responde a las necesidades de los agricultores, que precisan métodos respetuosos con el medio ambiente para defender de la mosca del olivo. “Haremos un seguimiento de las poblaciones silvestres de moscas en el área, antes, durante y después del ensayo. E evidente que el protocolo del ensayo deberá ser aprobado por los reguladores”, añadió el portavoz de la empresa a este diario.
“Nuestro procedimiento trabaja para una reducción drástica de la población de las moscas hembra. Liberamos machos que, al soltarse, se aparean con hembras cuya descendencia no sobrevivirá. Y después de varias procesos de liberación (pongamos tres meses) en la zona en que se producen el lanzamiento, las moscas se reducen radicalmente”, añade.
Ensayos de este mismo tipo, con este enfoque (basados en modificaciones genéticas) se han llevado a cabo co mosquitos que transmiten el dengue en Brasil, islas Caimán y Malaisia. “Además, se prevén nuevas pruebas de demostración en Estados Unidos, Panamá e India”, agregan. “El ensayo más reciente en Brasil, por ejemplo, mostró una reducción de la población de los mosquitos que propagan el dengue del 96%”, continuó el portavoz.
Gustavo Duch
La propuesta sin embargo es criticada por Gustavo Duch, experto en seguridad alimentaria, crítica por lo que considera poca transparencia de la adminstración. “La Administración estatal parece que no maneja términos como informar y mucho menos el de preguntar, y adopta posicionamientos que afectan radicalmente a nuestra soberanía alimentaria, a nuestro
derecho a decidir qué agricultura queremos”.
“Si el Gobierno decide otorgar el permiso, el estado español, prácticamente el único europeo que defiende los cultivos transgénicos, se convertiría en el primer territorio europeo donde se permite la liberación de bichitos transgénicos”, dice Duch. “La población -consumidora y productora- debe saber que sobre esta nueva tecnología sólo hay una evidencia clara: la empresa sacará jugosos beneficios. Lo demás son dudas en sus resultados y riesgos en su aplicación”, agrega este investigador en seguridad alimentaria.
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