Graves errores de cálculo e investigación, fugas millonarias por falta de refinerías, desvíos constantes de sus ingresos, subordinación al gobierno federal, el mito de la soberanía nacional y una administración deficiente, son algunos de los yerros que enfrenta Petróleos Mexicanos (Pemex), de acuerdo con el semanario inglés The Economist.
La publicación define que el principal problema que tendrá la reforma energética del presidente Enrique Peña Nieto es que la paraestatal nunca ha sido tratada como una empresa con fines de lucro.
En un texto titulado “Pemex irreparable”, el semanario se lanza contra el sindicato de Pemex –a cargo de Carlos Romero Deschamps– y lo acusa de ser “oneroso y con grandes privilegios”.
Con 151 mil empleados, la producción petrolera de Pemex está muy por debajo de sus homólogos extranjeros. Por ejemplo, en el caso de Statoil –la petrolera noruega– cada empleado produjo casi 80 barriles de crudo en 2012, mientras que en Pemex, cada trabajador produjo alrededor de 20 barriles durante ese mismo año.
“Los trabajadores están técnicamente mal preparados en ámbitos como la perforación en aguas profundas”, dice.
Y por si fuera poco, “tiene un exceso de empleados que no pueden ser despedidos, a pesar de que los pozos en los que trabajan ya están agotados y los directivos sufren una burocracia interna sofocante”.
Mientras que la petrolera estadunidense Chevron ha estado explotando yacimientos en aguas profundas del Golfo de México, Pemex apenas empezó el año pasado después de 23 intentos y miles de millones de dólares de inversión desperdiciados.
“Los descubrimientos, de los cuales ninguno cuenta con reservas probadas, son uno de los grandes problemas de Pemex, y su potencial está en juego con las reformas energéticas en uno de los regímenes petroleros más restrictivos del mundo, más si se asocia con empresas privadas”, destaca el semanario.
Además The Economist critica cómo el gobierno toma dinero de Pemex para compensar la falta de ingresos fiscales.
De acuerdo con la publicación, el 55% de los ingresos de Pemex va a parar a la Secretaría de Hacienda. “Esta fuga perpetua significa que su deuda se ha disparado a 60 mil millones, además que el agujero de pensiones es de 100 mil millones”, detalla.
Otra de las deficiencias de Pemex es que la administración “no tiene consejeros independientes y además carece de experiencia en los negocios”.
La entrada de la inversión privada a Pemex requerirá cambios constitucionales y eso generará una “gran resistencia”, avizora The Economist.
“Dado que México no tiene una industria privada importante, gran parte de la inversión tendría que provenir de firmas extranjeras, y para los nacionalistas esto será muy difícil de digerir”, concluye.
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