Entreverados en los grupos que participaron en las movilizaciones que derivaron, el día de la toma de posesión de Enrique Peña Nieto, en la represión policiaca y en el vandalismo, estaban presentes los anarquistas. El viernes 7, la Alianza Anarquista Revolucionaria –un colectivo que agrupa a organizaciones como Bloque Negro México, Cruz Negra Anarquista y la Coordinadora Estudiantil Anarquista, entre otras– emitió un comunicado para deslindarse de las acciones violentas, pero también para asegurar que los desmanes callejeros se debieron al uso excesivo de la fuerza policiaca, que orilló a los jóvenes a desplegar técnicas de autodefensa.
BRUSELAS (Proceso).- Un centenar de jóvenes vestidos de negro comienza a agruparse en la plaza Syntagma de Atenas, Grecia, en espera de que ahí confluya una de las marchas antiausteridad convocadas por los sindicatos. Es el 28 de julio de 2011, día de huelga general.
Los anarquistas y otros adolescentes de la izquierda radical están listos para la refriega. Llevan sus máscaras antigás, paliacates, cascos y en sus mochilas cargan proyectiles. Ondean banderas negras y rojas que los identifican.
Una vez concentrados en el lugar estalla la violencia, que se prolonga durante seis horas. Durante ese lapso centenas de muchachos enfrentan a la policía antidisturbios con piedras, tubos y bombas molotov a lo largo de la plaza y delante del Parlamento nacional; algunos prenden fuego a los contenedores de basura e incendian una camioneta de una televisora.
Otros destrozan comercios e intentan incendiar el Ministerio de Hacienda, localizado a un costado, al tiempo que pintarrajean consignas políticas en la fachada de un hotel de lujo.
Esta táctica de choque frontal incluye entre sus objetivos la destrucción de edificios públicos, así como de empresas trasnacionales. Corresponde a una expresión de protesta social que surgió hace más de una década entre jóvenes radicalizados de Europa y Estados Unidos: el Black Block (Bloque Negro). Los jóvenes la utilizan desde entonces cuando se manifiestan en las calles.
Es posible que una versión mexicana del Black Block haya actuado por primera vez en forma abierta durante los disturbios del sábado 1 en el Palacio Legislativo de San Lázaro y el Centro Histórico de la Ciudad de México en rechazo a la toma de protesta del presidente Enrique Peña Nieto.
Videos disponibles en internet muestran el momento en que jóvenes vestidos con ropa oscura y encapuchados o con paliacates que ocultan su rostro se enfrentan con las fuerzas de seguridad en las inmediaciones de San Lázaro, así como en el Centro Histórico, donde la reyerta afectó también sucursales bancarias, edificios y establecimientos comerciales.
En una de esas imágenes de la batalla campal que se libró a la altura de la Alameda Central algunos de los adolescentes llevaban máscaras de Anonymous, el colectivo global de ciberactivistas inspirado en el movimiento anarquista. También sale a cuadro una bandera rojinegra que ondea en la primera línea de choque. Las imágenes son muy parecidas a las de los enfrentamientos entre la policía y Black Block en Europa o Estados Unidos.
El domingo 2, el procurador de Justicia del Distrito Federal, Jesús Rodríguez, declaró que los autores de la violencia y los destrozos fueron integrantes de los grupos Bloque Negro Anarquista (o Bloque Negro México), Cruz Negra Anarquista y la Coordinadora Estudiantil Anarquista, pero no ofreció más detalles.
Ese mismo día, Bloque Negro México emitió un comunicado en el que se presenta como “un colectivo de anarquistas que tiene por objetivo la difusión de una táctica de marcha, procurando la seguridad de los contingentes en las movilizaciones y promoviendo la igualdad y el anonimato que debe darse”.
Y añade: El grupo “rechaza totalmente el uso irracional de la violencia”, pero cree “que no es violencia la autodefensa”. Precisa también que “los destrozos del 1 de diciembre” los hizo el pueblo como “respuesta natural a la violencia provocada por el Estado durante tantos años”.
Dos días después, Cruz Negra México emitió otro comunicado en el que precisa: “Lo acontecido el 1 de diciembre es producto del descontento social”. Según los integrantes del colectivo, la brutalidad policiaca de ese día “desencadenó aún más la rabia de los manifestantes”.
Asimismo, denunció la campaña persecutoria del Gobierno del Distrito Federal contra los anarquistas, la cual, dicen, comenzó en 2003 y se ha agudizado en el último año:
“Para nosotros, la violencia se origina en el sistema político y en el Estado, que nos intenta someter mediante sus instrumentos de control social, y en el sistema económico, que nos despoja de la capacidad de tener una vida digna y nos oprime mediante la explotación de nuestro trabajo. Esta es la violencia originaria y ante ella siempre será legítimo organizarnos.”
El viernes 7 la Alianza Anarquista Revolucionaria (AAR) –conformada por Bloque Negro, la Coordinadora Estudiantil Anarquista y el Colectivo Autónomo Magonista, entre otras agrupaciones– emitió un comunicado, que este corresponsal captó en internet, en el que aclara que las confrontaciones no fueron “premeditadas” por ninguna de sus organizaciones. También puntualizó que los enfrentamientos se debieron al uso desmedido de la fuerza policiaca que orilló a los manifestantes a “desplegar tácticas de legítima autodefensa”.
En su documento, AAR aclara que en los choques con la policía participó “el conjunto de organizaciones convocadas a la manifestación”. Por lo tanto, acusar a grupos anarquistas específicos –como lo hizo el gobierno capitalino– “no corresponde a la realidad de los hechos y es una estrategia para criminalizar al movimiento”. Ese mismo día, la alianza organizó una conferencia de prensa para difundir su mensaje.
Nuevas formas de protesta
En un video que circula en internet, un grupo que se identifica como Cruz Negra Anarquista dice tener ramificaciones en Alemania, Bélgica, Dinamarca, Reino Unido, Rusia, la Península Ibérica (sic), Estados Unidos, Argentina, Colombia y Venezuela.
Para acreditar esa membresía incluyen una fotografía de elementos de cada sección. En el caso de México aparece la de un grupo de jóvenes que se manifiesta por la liberación de 52 presos políticos en Oaxaca, la mayoría de ellos encarcelados durante las protestas contra el entonces gobernador del estado Ulises Ruiz. El video fue colocado en Youtube el 8 de julio de 2007.
Cruz Negra México y el Colectivo Autónomo Magonista de México han recibido también el apoyo de la Federación Anarquista, una red internacional con marcada influencia francesa. Eso ocurrió, por ejemplo, tras la detención, el 15 de diciembre de 2009, de Abraham López Martínez y Carlos Orozco, de 16 y 17 años, respectivamente, acusados de lanzar cocteles molotov a automóviles estacionados en el sur del Distrito Federal.
Esa vez, la organización internacional tradujo al francés y difundió comunicados de ambos grupos. El Colectivo Autónomo Magonista reivindica la pertenencia del estudiante López Martínez al colectivo Tekap Anarquista del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Oriente.
Alumnos de ese centro de estudios pertenecen a la Coordinadora Estudiantil Anarquista, así como a la Federación Anarquista de México, la cual envió un mensaje al Congreso de Saint-Imier, una especie de cumbre anarquista, realizado en esa ciudad suiza del 8 al 12 de agosto de este año.
La táctica del Black Block comenzó a instrumentarse en los años ochenta del siglo pasado en Alemania, donde nació, por los integrantes del movimiento “autónomo” cuando la policía intentaba desalojarlos de las viviendas que ocupaban y en las que llevaban una vida colectiva y artística al margen de las instituciones.
Los colectivos punk, antifascistas y anarquistas, así como grupos que en Estados Unidos se manifestaban contra la guerra en Irak en 1991 se inspiraron en ella y transformaron este esquema en el Black Block que hoy conocemos. De manera oficial, estas acciones de confrontación directa se inauguraron en la gran manifestación contra el neoliberalismo y la globalización celebrada en Seattle en noviembre de 1999, en el marco de la Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio.
Dieter Rucht, un profesor retirado del Instituto de Sociología de la Universidad Libre de Berlín especializado en movimientos sociales y protesta política y autor de más de una veintena de obras sobre la materia, comenta a Proceso: “En las últimas décadas los grupos radicales de izquierda se han fortalecido en nuestras sociedades (occidentales). El Black Block es un nuevo movimiento, compuesto básicamente por jóvenes con ideas revolucionarias, pero que está inmerso en una dinámica más amplia de protesta internacional”.
Rucht precisa que en el Black Block confluyen anarquistas y jóvenes radicalizados provenientes de otras corrientes de izquierda.
Y explica este fenómeno:
“Las fuerzas políticas se instalaron en un centro ideológico y se volvieron bastante moderados, incluso los que formalmente se nombran partidos socialistas. Así, aceptan el sistema económico capitalista y asumen que votar es la única actividad ciudadana de participación política y el resto del tiempo la sociedad debe permanecer tranquila y confiar en sus representantes.”
Frente a la actual crisis de representatividad del sistema de partidos, dice Rucht, “los individuos crean sus propios grupos fuera de ese sistema, intentando expresar inconformidades fundamentales, por lo que se convierten en movimientos antisistema que rechazan el orden político establecido”.
–¿Entonces el surgimiento de tácticas violentas de disensión, como el Black Block, es una reacción lógica a la clase política? –se le pregunta.
–En todo caso, desde una mirada sociológica, es comprensible. Si los ciudadanos no encuentran eco a sus principios y ningún tipo de representación en las fuerzas institucionales –partidos o sindicatos– que deberían expresar sus puntos de vista, entonces lo harán por ellos mismos y crearán sus propias redes de apoyo.
De acuerdo con Rucht, es “extremadamente difícil” infiltrar tales grupos, incluso para la policía secreta, ya que sus integrantes se conocen entre ellos, suelen guardar relaciones de amistad, actúan individualmente y forman células pequeñas, independientes unas de otras.
“Por su naturaleza son grupos muy inestables, que crecen y decrecen rápido; por eso la policía tiene muchas dificultades para controlarlos”, comenta el especialista.
Cuando se le pregunta si cree que la aparición del Black Block en México el sábado 1 es una auténtica expresión de inconformidad, Rucht responde que su aparición tiene que ver con un proceso de difusión.
“Los jóvenes de estos segmentos radicalizados –comenta– observan lo que está pasando en otros países. Han decidido hacer lo mismo. En México hay una orientación revolucionaria muy arraigada. En este momento, ¿qué podría esperar la sociedad mexicana de un partido (el PRI) que gobernó 70 años sin lograr cambios fundamentales?”
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