Desde el día en que Enrique Peña Nieto asumió la Presidencia hasta el 31 de agosto de 2013, en México 13 mil 916 personas fueron asesinadas, de acuerdo con la información del portal de internet del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Las ejecuciones criminales en el país danzan al ritmo macabro de más de mil 500 al mes.
En el mismo periodo –según la misma fuente– hubo mil 188 secuestros en comparación con los mil 317 de todo 2012; y 5 mil 911 extorsiones denunciadas en comparación con las 6 mil 696 entre enero y noviembre del año pasado.
Si se compara aquella cifra de homicidios dolosos con la del periodo que va de diciembre de 2011 a agosto de 2012 (cuando sumaron casi 16 mil), el índice sólo disminuyó 16%.
Pese a ello, el gobierno federal presume que la baja en la cifra de ejecuciones se debe a su estrategia contra la inseguridad, la violencia y el narcotráfico y no es casual ni obedece a cambios y ajustes de la delincuencia organizada en algunas zonas del país.
Muchas veces Peña Nieto se ha referido a su estrategia, como se puede corroborar en más de una decena de declaraciones públicas, entre ellas la del pasado marzo en el Vaticano, cuando habló del plan de su gobierno contra el crimen: “Creo que en un año podríamos hacer un balance, realmente. Ya en el corte a un año podremos estar viendo resultados favorables, una reducción sensible, pero también espacio para hacer los ajustes necesarios a la estrategia que se está instrumentando”.
El pasado 16 de julio, en una entrevista con reporteros de la fuente presidencial, Peña Nieto afirmó sobre la captura de los grandes capos: “No hemos cejado en el objetivo de dar con estos blancos, pero sobre todo de lograr lo que estamos buscando en toda la estrategia, que es abatir las condiciones de criminalidad y sobre todo la violencia… y lo estamos logrando”. Reiteró la necesidad de esperar un año para evaluar los resultados.
Según la Presidencia de la República, la Secretaría de Gobernación (Segob) –cuyo titular, Miguel Ángel Osorio Chong, también ha hablado ampliamente de esa estrategia– es responsable de la elaboración y aplicación del plan contra la violencia, la inseguridad y el narcotráfico.
“Tenemos una estrategia de fondo en materia de seguridad”, afirmó Osorio en conferencia de prensa el 22 de mayo pasado, y aseguró que el gobierno federal tiene claridad, pues además de objetivos y estrategia, “sabemos dónde y quiénes y qué tenemos que hacer; es una gran diferencia”.
La estrategia del gobierno de Peña Nieto hasta ahora no es sino una enumeración de intenciones esbozada en el Plan Nacional de Desarrollo (PND), pero los detalles de su planificación, calendarización, aplicación y medición de resultados no existen ni en papel. De hecho una parte de estos pormenores operativos no estará lista sino hasta el próximo diciembre y una más, en abril del año entrante, según información oficial de la Segob.
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 1929 de la revista Proceso, actualmente en circulación.
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