Como en los tiempos más lejanos del PRI, el presidente Enrique Peña Nieto y sus operadores lograron que el paquete económico para 2013 fuera aprobado de manera expedita y con una mínima discusión. Habilidosos, supieron negociar con sus interlocutores –gobernadores, legisladores, representantes de la clase política– y repartirse los dineros a placer, sin exclusiones… y sin discusión parlamentaria.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- El viejo estilo priista –de negociar tras bambalinas, de no ceder nada en las grandes partidas presupuestales, pero sí conceder migajas a los actores políticos para que se peleen por ellas– se impuso en la revisión y aprobación del paquete económico para 2013.
En un hecho sin precedentes, aun en años de cambio de gobierno, 14 días bastaron para que se aprobaran la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos de la Federación para el año que empieza el próximo martes.
Esta vez no hubo las acaloradas discusiones de siempre; la rebatiña acostumbrada entre partidos y gobierno por los dineros públicos.
Lejos aquellos días, de horas complicadas, jaloneos y negociaciones difíciles en los que –en distintos gobiernos– parecía que el país amanecería el 1 de enero sin presupuesto público.
El Ejecutivo envió al Congreso el paquete económico para 2013 la tarde del viernes 7, ocho días antes del plazo legal. Los diputados sólo tuvieron el sábado 8 y el domingo 9 para enterarse del contenido.
No es difícil suponer que muy pocos legisladores pudieron haberse sumergido en las miles de páginas de esos documentos tan técnicos … y menos en fin de semana.
El lunes 10, el nuevo titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray Caso, compareció ante las comisiones unidas de Hacienda y de Presupuesto y Cuenta Pública. Empezó a las 11 de la mañana y terminó a las dos de la tarde.
Día de campo el del estreno de Videgaray como secretario.
Los negociadores de Hacienda prácticamente obligaron a los legisladores a establecer un formato de comparecencia sin réplicas ni contrarréplicas: sólo dos rondas de preguntas con una intervención del secretario al término de cada una, además de la presentación inicial de Videgaray para explicar las líneas generales del paquete económico.
Había prisa por sacarlo adelante. Y así fue. La iniciativa de Ley de Ingresos, que por obvias razones es la primera que debe procesarse –para saber cuánto se puede gastar hay que saber antes cuánto se tiene–, transitó en comisiones menos de 36 horas.
Bastaron un par de reuniones para que fuera dictaminada y aprobada por una mayoría contundente. El miércoles 13 fue subida al pleno y, sin mayor discusión, fue aprobada por una inédita y abrumadora mayoría en una sesión plenaria de sólo tres horas por 446 votos a favor, 19 en contra y siete abstenciones.
Tan inusual fue la sesión que el diputado Ricardo Monreal, del Movimiento Ciudadano, reclamó en tribuna: “El día de ayer llegó la iniciativa. Hoy (miércoles 12) la estamos discutiendo y hoy se va a aprobar. Díganme quién tiene la capacidad para leer cientos de páginas que contiene esta Ley de Ingresos. Quién ha leído con seriedad el contenido de la Ley de Ingresos. Les aseguro que muy pocos. Menos de 24 horas, menos de 24 horas para aprobar un instrumento de la importancia de la Ley de Ingresos.”
Y como la discusión en el pleno parecía más bien de trámite, pues todo mundo estaba distraído, el propio Monreal solicitó al presidente de la mesa directiva, el priista Francisco Arroyo Vieyra:
“Ciudadano presidente, le pediría ponga orden en la sala porque es un desmadre esto. Nadie escucha, nadie atiende, todo mundo está platicando. Es el instrumento más importante de la Cámara de Diputados, la Ley de Ingresos, y a ustedes no les interesa en lo más mínimo. Le pido, presidente, ponga orden, haga una moción de orden para que atiendan a los oradores en turno. Son los chifleros y los chiverosmás caros de la historia.”
Los recursos no recurrentes
Aprobada en la Cámara, la Ley de Ingresos fue remitida de inmediato al Senado. Y allí, en menos de 24 horas, fue discutida en comisiones, dictaminada y subida al pleno, para ser aprobada sin cambio alguno, también en tiempo récord.
En buena parte, la razón de que la Ley de Ingresos se aprobara sin mayor discusión es que los cambios efectuados a la propuesta original del Ejecutivo fueron para incluir recursos adicionales que, a la hora de discutir el Presupuesto, se repartirían los interlocutores políticos del gobierno federal, sobre todo los gobiernos estatales.
El gobierno federal proponía ingresos por 3 billones 931 mil 289 millones de pesos. Los diputados y Hacienda acordaron agregar otros 25 mil 72 millones, un aumento de 0.6%.
Las fuentes de esos “nuevos” recursos fueron tres: i) subir la estimación del precio del crudo de exportación, de 84.9 dólares por barril a 86 dólares; ii) mayor eficiencia tributaria, que permitirá, supuestamente, recaudar más por los impuestos sobre la Renta y al Valor Agregado, y iii) mayores ingresos “no recurrentes”.
Por la primera medida, se obtendrán 4 mil 933 millones de pesos más; por la segunda, 7 mil 25 millones, y por la tercera 13 mil 114 millones.
Con respecto de esta última cifra, que es más de la mitad de la ampliación total, el doctor en economía Juan Moreno Pérez, asesor parlamentario del PRD, señala: “Es una jugada que siempre hace Hacienda para disponer de recursos de origen poco claro y poder atender las demandas de quienes piden más dinero.
“Esos recursos no recurrentes –como les llama la secretaría– vienen en el capítulo de Aprovechamientos, bajo el concepto de ‘otros’ de ‘Otros’. Es decir, el concepto de Otros (Aprovechamientos) contiene ingresos no recurrentes de fácil identificación como pueden ser, por ejemplo, remanentes de operación del Banco de México (cuando vende grandes cantidades de dólares en el mercado, en caso de un ataque especulativo contra el peso, por ejemplo); cuando hay utilidades por recompra de deuda o, en otros tiempos, cuando el gobierno vendía paraestatales y obtenía ingresos de una sola vez.”
Pero el concepto Otros, del capítulo de Aprovechamientos, también trae el subconcepto de “otros”, que es más bien oscuro, indescifrable, y que en realidad “son disponibilidades financieras ya existentes, y no una generación auténtica de nuevos ingresos. Esos ‘otros de otros’ son los guardaditos que siempre tiene Hacienda, para lo que se ofrezca”, dice Moreno Pérez.
En fin, con esa bolsa adicional de 25 mil 72 millones de pesos, se dio paso a la discusión del Presupuesto de Egresos que, igual que con la Ley de Ingresos, pasó sin contratiempos. En comisiones fue aprobado en lo general por una gran mayoría y se reservaron una veintena de artículos.
(Fragmento del reportaje que se publica en Proceso 1887, ya en circulación)
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