jueves, 8 de noviembre de 2012

Dictadorzuelos a la mexicana


Un Gobernador, Miguel Alonso Reyes, que decide gastarse 20 millones de pesos del presupuesto para convertir su habitación en una ridícula réplica exacta de una suite de lujo del Hotel Belaggio de Las Vegas. 
Otro Gobernador, el de Puebla, Rafael Moreno Valle, que destina 66.6 millones de pesos en el primer año de su administración para la remodelación de la casa de gobierno, monto que supera las participaciones que recibieron 212 municipios en la entidad en 2011. 
Uno más: el Gobernador de Oaxaca, Gabino Cué, que se dice de izquierda y lleva gastados 16 millones de pesos en la remodelación de sus oficinas en el Palacio de Gobierno entre 2011 y 2012. 

Para no pasarlo por alto: una Gobernadora (ahora ex jefa del Ejecutivo de Yucatán), Ivonne Ortega, cuya fortuna es, hasta ahora, inexplicable. 

Y el colmo de los colmos: Dos gobernadores hermanos, que a pesar de los exhortos del Senado y de la sociedad civil; que pese al escándalo que han significado para la política nacional, deciden ocultarle a los bancos, a las calificadoras, al gobierno federal y a los mexicanos cuánto dinero pidieron y cuánto se han gastado. Hablamos, por supuesto, de Humberto y Rubén Moreira en Coahuila. 

Francamente, patético. No es un asunto de partidos políticos: hay PRI, PAN, PRD, etc. Tampoco es un tema de la condición humana: pareciera que así somos ciertos mexicanos, porque si usted le rasca encontrará casos similares en varios estados y en los municipios. Es un asunto de moral, sí. Pero es básicamente un tema de transparencia. 

Los gobernadores, se ha advertido durante años y años, operan sin controles y sin fiscalización. Si quieren robar, roban. Si quieren gastarse el dinero de la gente en ellos, lo hacen. Si quieren utilizar recursos públicos en cuestiones partidistas, lo logran. Sin que existan siquiera intentos por detenerlos. 

Vale la pregunta, entonces: ¿Pues qué pasa en México? ¿Cómo es que hemos permitido esta clase política inmoral? ¿Por qué la sociedad civil  mexicana de Siglo XXI no ha logrado organizarse y demandar rendición de cuentas? Podría decirse que es un gran misterio, pero no lo es: hay mucho de desentendimiento del ciudadano; hay mucho de apatía y de ignorancia; hay mucho de “valemadrismo”. 

Existe un gran desorden en las finanzas federales (los pagos a Elba Esther Gordillo, a Carlos Romero Deschamps; los robos a Pemex, al Fovissste, etc). Pero en las entidades pudiera ser peor: ¿Quién se manda hacer una recámara, con dinero público, que se le parezca a una del Hotel Belaggio de Las Vegas, aparte de un dictadorzuelo africano, árabe, asiático? Pues un dictadorzuelo mexicano. ¿Quién les pone freno? ¿De qué sirven las denuncias públicas si no encienden el ánimo de los ciudadanos? Ah, mexicanos. Una pena, de verdad. Una gran, gran pena.

Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/08-11-2012/10561. Si está pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita, diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. SINEMBARGO.MX

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