MÉXICO, D.F. (apro).- El Pacto por México, la Cruzada Nacional contra el Hambre y la captura de Elba Esther Gordillo ilustran los modos y estilos que tendrá el gobierno de Enrique Peña Nieto: “El mismo PRI, en un México diferente”.
Esta es la conclusión del análisis realizado por Helena Varela Guinot, directora del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana, a propósito de los primeros 100 días del mexiquense al frente del gobierno.
Esos tres momentos, afirma la académica, constituirán el sello de identidad del nuevo gobierno en su relación con su propio partido –el PRI–, las otras fuerzas políticas y la ciudadanía.
A través del Pacto por México, señala Varela Guinot, el gobierno rescató la capacidad de operación política de los priistas.
Y afirma que, con excepción de Andrés Manuel López Obrador, desde que ganaron la presidencia los priistas se movieron, negociaron con distintos actores y lograron sentar en la misma mesa a los principales actores políticos (PAN y PRD) para que firmaran una serie de acuerdos que pretenden constituir la agenda política de los próximos seis años.
La aprobación de la reforma educativa, apunta, fue el primer resultado concreto de esos acuerdos, “y nadie duda que no será la única que se logre durante los próximos meses”, mucho menos después de la 21 Asamblea Nacional del PRI, donde se eliminaron las trabas que impedían las reformas fiscal o energética.
Con esta reforma los priistas exhibieron su habilidad para negociar con las otras fuerzas políticas, pero con la Cruzada Nacional contra el Hambre el gobierno retomó prácticas de antaño para ganar popularidad entre los sectores más desfavorecidos de la sociedad, puntualiza la académica de la Ibero.
Además, añade, le imprimió un sentido teológico con el término “cruzada”.
“Peña Nieto emprende una lucha sin tregua ni cuartel contra el hambre, cargándola de un significado especial, como si se tratara de una lucha del bien contra el mal, tal y como eran vistas las cruzadas en la Edad Media desde la perspectiva de occidente”.
En las cruzadas medievales, detrás del mensaje maniqueo proveniente del mundo cristiano había una serie de intereses más profanos ligados a cuestiones comerciales, y en este caso, sostiene, la Cruzada Nacional contra el Hambre ha despertado críticas en torno de la forma en que este programa puede ser utilizado con fines electorales.
En ese sentido, “el recuerdo de Carlos Salinas de Gortari y su programa Solidaridad es inevitable”.
De acuerdo con Varela, el programa es cuestionado porque no ha quedado claro cómo se pretende atacar el problema de manera estructural, y porque el dinero se está destinando “no necesariamente a las localidades más necesitadas, sino, ¡qué casualidad!, a las que van a tener elecciones en un futuro próximo”.
Según la académica de la Ibero, con ello queda demostrado que a pesar de los intentos por frenar el uso de recursos públicos con fines electorales, el Revolucionario Institucional ha recuperado la vieja práctica de ganar popularidad y obtener apoyos que podrían traducirse en votos en próximas elecciones.
Varela Guinot considera que la aprehensión de la exlideresa vitalicia del SNTE, acusada de delincuencia organizada, va en el mismo sentido.
Además, señala, la acusación se hizo al estilo del PRI de antaño. “Nuevamente el recuerdo de La Quina fue inevitable”, subraya.
Con ese golpe, además, el gobierno mató dos pájaros de un tiro: gana credibilidad ante la sociedad al detener a una de las figuras más denostadas y criticadas de México, y se quita de en medio a una adversaria que hubiera podido entorpecer el proceso de instrumentación de la reforma educativa, apunta.
Y suelta: “Aprovechando el viaje, se erige en paladín de la justicia”.
Con esas acciones, durante los primeros 100 días de su gobierno Peña Nieto ha querido mandar el mensaje de que se trata de una nueva etapa, radicalmente distinta a la de los dos sexenios panistas, y que su gobierno no se va a quedar con los brazos cruzados.
Y “hábilmente” ha eludido referirse al tema de la violencia, al tiempo que da una serie de “golpes de efecto” con los que trata de resaltar la eficacia de su gestión, menciona.
Sin embargo, para la directora del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Ibero, dichas acciones y el uso de términos como “cruzada” no dejan de generar suspicacias, porque la visión maniquea de lucha del bien contra el mal permite justificar ciertas irregularidades, como el uso de los recursos con fines electorales o la aplicación del Estado de derecho de manera discrecional.
En su opinión, este tipo de gestiones ponen de manifiesto “el déficit democrático que todavía padecemos en nuestro país”.
Prueba de ello, añade, fue haber puesto a Peña Nieto al frente de la Comisión Política Permanente del PRI durante la Asamblea Nacional en la que se conmemoró el 84 aniversario del partido.
“La diferencia con los viejos tiempos del pasado, en donde el PRI y sus gobernantes ejercían el poder sin ningún tipo de control, es que hoy vivimos condiciones diferentes, con un mayor equilibrio entre poderes, una mayor competencia y, sobre todo, una sociedad más alerta que puede ser la clave para que el regreso del PRI a Los Pinos no signifique el regreso al autoritarismo”, concluye la académica.
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