Duras críticas a la medida; vecinos advierten que agravará la inseguridad y el deterioro
El cierre de escuelas refleja el deterioro de Chicago. West Pullman está entre unas 50 que han tenido que cerrar debido a la falta de fondos. Es el cierre de escuelas más grande en una ciudad estadunidense en toda la historia.
La clausura física de las escuelas ha sido duramente criticada. Hay quienes denuncian que los niños ahora se verán obligados a atravesar zonas dominadas por pandillas. Además, hay numerosos vecinos como Carolyn Lang, para quienes los centros de estudios han sido un pilar de la comunidad, lugares que garantizan estabilidad en medio del deterioro urbano. Dentro de poco, muchos de esos edificios quedarán trancados con candados y a oscuras, tal como las innumerables casas abandonadas de la zona.
Antes yo regresaba a casa después de las tertulias bíblicas en mi iglesia, y sólo viendo que la luz de la escuela estaba prendida, me tranquilizaba, porque sabía que los técnicos y los conserjes estaban allí trabajando, declaró Lang, de 58 años. Esta zona ya no será tan segura. En años recientes, las escuelas que se han visto obligadas a cerrar reabrieron como instituciones privadas, militares o especializadas.
Becky Carroll, vocera de la agencia escolar municipal, mencionó que el distrito está comprometido con la tarea de hacer que todas estas instalaciones sean de utilidad, ya sea para venderse a una entidad privada o para ser usadas como centro comunitario.Sin embargo, nunca ha ocurrido en este distrito que haya tantas escuelas vacías al mismo tiempo.
Para Terry Donaldson, eso significa que posiblemente pasarán años sin tener a la escuela Pullman como ancla de seguridad vecinal. Yo conocía al conserje de la escuela, y él solía cortar el césped y hablábamos, y él me protegía y yo lo protegía, dice Donaldson. Richard Ingram, administrador de bienes raíces de la zona, argumentó que cuando alguien ve algún delito, llama a la escuela en vez de a la policía, para que así nadie sepa su identidad.
Esas son noticias desalentadoras para vecindades como West Pullman donde, según el censo, la población disminuyó en 7 mil habitantes, 19 por ciento, entre 2000 y 2010. Casi una cuarta parte de todas las viviendas hipotecadas tuvieron que ser abandonadas por falta de pago entre 2008 y 2012, según el Instituto Woodstock, un grupo de estudios habitacionales en Chicago.
Moore vaticina que la población local seguirá en declive a medida que las familias optan por mudarse a zonas que todavía tienen escuelas.
En Englewood, uno de los barrios más peligrosos de Chicago, los habitantes han observado cómo las casas abandonadas son desmanteladas, despojadas de todo, hasta las tuberías y los inodoros. La escuela Guggenheim –sostienen– ha caída víctima del vandalismo.
Se llevaron el metal del sistema de aire acondicionado, citó Priscilla Robinson. Poco después, las tapas de las alcantarillas fueron desapareciendo, para ser vendidas como chatarra. No pasó mucho tiempo antes de que el patio de la escuela, otrora sitio de alegre encuentro para los chicos de la vecindad, se convirtiera en zona prohibida. Siempre hay vidrios rotos, basura por todas partes, la gente lo ensucia, se quejó Robinson.
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