Con tubos, palos, piedras, cadenas y otros elementos, incluidas dos bombas molotov, los jóvenes arremetieron contra los uniformados, de los cuales algunos de ellos respondían también lanzando algunos objetos.
La zacapela se prolongó varios minutos, e incluso llegó hasta el extremo poniente de la explanada del Zócalo. Lo que ocasionó que desde el sonido central de la marcha se llamara a "no caer en provocaciones" y denunciaron que la presencia policiaca cerca de los jóvenes representaba "una provocación".
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