Por: Gisela Pérez de Acha (@gisela_pda)
Fue un error haber entrado a Sin Filtro. Llegar a Televisa Chapultepec a grabar me produjo un hoyo en el estómago. Durante mi recorrido, recordé los gritos, los disfraces, los grafitis, los cantos, la protesta. El asfalto todavía se sentía caliente. Parecía como si las paredes de Televisa todavía guardaran la memoria del video que se proyectó denunciando qué se manipulaba detrás de las mismas. Algo se sentía mal, algo para mí era confuso.
En ese momento creí que Televisa
podría ser un buen espacio para llevar la protesta a más gente. Que el
espectro radioeléctrico era un bien público que inclusive nosotros
podíamos utilizar. Mi lógica era que durante las elecciones luchamos en
contra de los medios de comunicación, utilizando la plataforma de los
mismos. Todos los medios cubrían la protesta. Todos querían la crítica
fresca, los colores juveniles y el léxico de moda. Pensaba
--ingenuamente-- que con Sin Filtro, la protesta había ganado un pequeño
espacio, y que había que utilizarlo. Decidí jugar con Sansón a las
patadas.Fue un error haber entrado a Sin Filtro. Llegar a Televisa Chapultepec a grabar me produjo un hoyo en el estómago. Durante mi recorrido, recordé los gritos, los disfraces, los grafitis, los cantos, la protesta. El asfalto todavía se sentía caliente. Parecía como si las paredes de Televisa todavía guardaran la memoria del video que se proyectó denunciando qué se manipulaba detrás de las mismas. Algo se sentía mal, algo para mí era confuso.
Hoy me doy cuenta con mucha tristeza, que mi ingenuidad legitimó algo contra lo que yo marché durante meses. La política es mediática. Las elecciones son también un espectáculo, y Televisa es experto montándolos.
Estavez, se legitimó mediante un espectáculo más: la aparición a cuadro de jóvenes inexpertos pero mediáticos. Televisa maquilla, simula, finge y produce personas y realidades. Me quedó más claro que nunca después del promo del programa.
La pregunta entonces es, ¿por qué una empresa de televisión necesita legitimarse? Cualquier intento de legitimación supone el ejercicio de un poder. Televisa es un actor político con poder, y lo ha sido mucho tiempo. Como empresa que es si pierde legitimidad pierde rating, y por consiguiente pierde influencia. Sin audiencia, Televisa no existiría. Su propia existencia depende de la capacidad de presión y manipulación sobre sus televisores: en la propia legitimidad está su poder.
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