Li Xue, de 20 años, siente pasión por aprender, pero nunca ha asistido a la escuela. Estudió con libros prestados con la tarjeta de biblioteca de su hermana mayor y rogándole para que le diera lecciones. Como segunda hija nacida bajo las estrictas políticas de un sólo hijo en China, no tiene derecho a la educación pública.
Su condición le impide el acceso a cuidados médicos subvencionados, que la mayoría de los habitantes disfrutan, y usó las tarjetas de identidad de su madre y de su hermana para comprar medicinas cuando cayó enferma.
“Continuamente me preguntaba por qué ella no podía asistir a la escuela mientras que los otros niños sí, y yo no tenía idea de cómo responderle, excepto repitiéndole que ella es la segunda hija”, contó Bai Xiuling, su madre desde su modesta casa de ladrillos.
Li dice que ella no estaba celosa de su hermana, de 28 años, sino agradecida porque ella le daba clases en su tiempo libre. “Quiero aprender tanto como ella, pero es diferente porque ella puede ir a la escuela y yo no”.
Su madre quedó embarazada inesperadamente en 1993. A pesar del riesgo, ella siguió adelante con el embarazo. Un ataque de polio infantil dañó su pierna y ella quiso tener otro hijo para que cuidara de ella cuando fuera anciana.
La ley de planificación familiar china exige que la mayoría de las familias que viven en áreas urbanas tengan un hijo. La política es más permisiva en las áreas rurales e incluso la pueden esquivar aquellos que están dispuestos a asumir la alta multa correspondiente.
Pero los padres de Li no podían pagar los 5,000 yuanes (820 dólares) de penalización y las autoridades denegaron a Li sus documentos de registro del hogar, o hukou, que proporcionan a los residentes sanidad subvencionada, alojamiento y educación.
La política de un solo hijo, aunque muchos la aplauden por reducir el crecimiento de la población china, ha sido ampliamente criticada por los abortos forzados y las fuertes multas que a veces se usan para hacer que se cumpla.
Algunos críticos dicen que la ley perjudica a los ancianos, que por lo general dependen de sus hijos para el apoyo en la vejez, e incluso limita el crecimiento económico conforme la población en edad laboral comienza a declinar.
Xinhua, la agencia de noticias estatal de China, informó en agosto que China está deliberando hacer menos estricta la política para permitir a las parejas, en donde uno de los padres sea hijo único, que tenga dos hijos. En la actualidad, ambos padres deben ser hijos únicos para tener un segundo hijo.
El gobierno estudia una política de dos hijos para después de 2015, según los medios estatales. “Somos optimistas de que el fin de la política de un solo hijo pronto se confirmará”, escribieron en agosto los economistas Ting Lu y Xiaojia Zhi en un informe para el banco de inversiones de Bank of America, Merrill Lynch.
Dijeron que la reforma de la política que tiene ya tres décadas podría ocurrir después de una reunión clave de cuatro días de los principales líderes de China, el tercer pleno del Partido Comunista, que concluye este martes. Pero incluso si se relaja la política, es poco probable que haga la vida más fácil para Li y a los otros como ella.
Los padres de la joven denunciaron que fueron golpeados y hostigados por la policía local. En septiembre, la familia recibió la noticia de que su caso será escuchado por el Tribunal Popular Superior de Pekín, pero no son optimistas de que se resuelva a su favor. Hay dos resultados posibles: la repetición del juicio o la confirmación del veredicto inicial.
A Li, que le gustaría ser abogada, asegura que disfruta estudiando la ley y espera poder utilizarla para ayudar a otras personas. “Pero en este momento, tengo que ser práctica y resolver mi problema más urgente: convertirme en una segunda hija legal”, dijo. “A veces dudo si lo que hago cambiará algo, pero creo que continuaré”, dijo. La pequeña Xue nunca se rinde.
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