Portando banderas sindicales, varios miles de mineros, funcionarios públicos, médicos, enfermeras, maestros, estudiantes y empleados de la metalurgia y del sector energético marcharon hacia el Parlamento en la capital, Sofía.
Los manifestantes llevaban grandes pancartas con lemas como “Dejaos de miseria” y “No queremos trabajar toda la vida para pensiones miserables”.
La multitud pidió al Gobierno búlgaro aumentar los salarios en un 10 por ciento, proteger el derecho a la jubilación anticipada y hacer pagos regulares, ya que los trabajadores apenas son remunerados a tiempo.
A la marcha de los trabajadores se sumó una protesta de unos 1.000 estudiantes a las afueras del Parlamento.
Los estudiantes exigen la renuncia del Gobierno del primer ministro, Plamen Oresharski, pues a su juicio, sus políticas no responden a los intereses del pueblo si no de la oligarquía.
Durante las últimas cuatro semanas, Oresharski ha estado bajo presión continua ante constantes protestas debido al malestar generalizado entre la población.
Una encuesta de Gallup ha revelado esta semana que el 70 por ciento de los búlgaros es pesimista sobre el futuro y que un 50 por ciento quiere la dimisión del nuevo gabinete.
Bulgaria se unió a la Unión Europea (UE) hace seis años bajo una falsa idea de que este hecho conllevaría progreso y bienestar. Actualmente el país sigue siendo el Estado miembro más pobre del bloque de 28 naciones, con altos índices de corrupción y una enorme injerencia de la oligarquía en la política.
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