Según informa AFP, la entrega simbólica de unas 265 hectáreas de tierra, la mayoría huertas de aguacate y limón, tuvo lugar en la plaza del pueblo de Tancitaro, en la zona montañosa del estado mexicano de Michoacán, en medio de una fiesta popular.
"Somos ciudadanos, empresarios, campesinos, gente de las comunidades azoradas por esos narcos, y tenemos con qué enfrentarlos. Vamos a ir sacándolos de nuestras tierras", según el portavoz de las fuerzas de autodefensa, Estanislao Beltrán.
Las agrupaciones que se determinaron como milicias y están integradas por civiles se levantaron en armas por primera vez en febrero de 2013 para hacer frente a Los Caballeros Templarios en esta región sumida en la violencia, diciendo que la Policía local como otras autoridades estatales son incapaces de luchar contra las agresiones y la extorsión. Su único objetivo es, de acuerdo con sus proclamas, "extirpar el crimen organizado ante la indiferencia del Gobierno y las fuerzas de seguridad".
En este contexto el profesor en Ciencias Políticas Alfredo Jalife Rame opina que "la sociedad civil se armó no por gusto, sino por la incapacidad de un Estado fallido que no le puede prever garantías frente a la epidemia de violencia que han desatado los cárteles de drogas".
Además, subrayó que los narcos reciben armas de la industria de EE.UU., lo que supone un gran negocio para la economía estadounidense y "además matan mexicanos, lo que quizá sea mejor negocio, y se produce la droga que necesita el consumidor estadounidense para olvidarse de sus penas económicas y luego reciclan todo ese dinero en la banca estadounidense, es un círculo perfecto".
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